Un anillo de plástico en el césped, y dardos gigantes de metal que deben clavarse en su interior. ¿Qué podía salir mal? La respuesta se extiende a la muerte de tres niños, y más de siete mil heridos documentados. Estados Unidos declaró su prohibición total el 19 de diciembre de 1988, y Canadá hizo lo mismo siete meses más tarde.