Debido a la velocidad de su vuelo, que puede llegar a 400 kilómetros por hora en picada, la intensa presión puede causar que los pulmones del halcón revienten. Sin embargo, gracias a los pequeños tubérculos detrás del pico, las ondas de choque se desvían y no generan problemas. Este diseño también se usa en los motores de los jet.