Un estudio recientemente publicado por los investigadores de Virginia Tech indicó que en el futuro todos podríamos llegar a ser un poco más vegetarianos, pues están al borde de desarrollar un proceso que permite conseguir alimento de plantas que no son habitualmente comestibles pasando de celulosa a almidón. Es decir, convertir todos esos cactus espinosos en tu cena. Con un avance como este, nuestro planeta podría volverse comestible y la población de 9 mil millones de personas que está estipulada para 2050 tendría un problema menos por el cual preocuparse.
Parte de la población mundial de la actualidad sufre hambruna y la política y economía internacional no ha hecho mucho por reparar esta vejación anacrónica en la Era de la computación microscópica y las conexiones inalámbricas, los coches de 400 km/h y las bombas nucleares de millones de dólares de costo. El sistema de prioridades está dado por el de valores, y parece que ese aspecto tardará muchos años en cambiar, si es que alguna vez cambia. Nuestro planeta es limitado, aún como proveedor natural y con un mínimo trabajo de alimentos en grandes cantidades. Rico en biodiversidad, tiramos una semilla en cualquier lado y una planta crece proveyendo alimento, resguardo o materia prima para construir productos. Pero no todas las plantas que crecen son comestibles, y aquí es donde la gente de Virginia Tech puso el ojo para sus investigaciones. Su objetivo: convertir todas las plantas en alimento.
Publicado en varias revistas científicas de alto nivel, el estudio de Y.H. Percival Zhang, un profesor de bioingeniería, y de sus investigadores ha dado con una fórmula prototípica para convertir en almidón el 30% de la clorofila de todas las plantas. El más común de los carbohidratos en la Tierra ahora se podrá convertir almidón, que es uno de los componentes más importantes de la dieta humana y proporciona entre el 20 y 40 por ciento de la ingesta calórica diaria. El invento podría solucionar definitivamente lo complejo de la siembra de alimentos, que requieren fertilizantes, pesticidas, agua en grandes cantidades y un tipo de tierra especial, generalmente enrejadas y a las que no tienen acceso los más hambrientos del planeta.
El tipo de almidón que produjeron los investigadores es amilosa, un almidón resistente que actúa como una buena fuente de fibra, además de reducir los riesgos de obesidad y diabetes. Por otra parte, los científicos indicaron que no sólo serviría para alimentar a los 9 mil millones de habitantes que tendrá la Tierra en 2050, sino que también servirá como un material para producir un film con el cual poder envolver productos. Como dice Zhang, “la celulosa y el almidón tienen la misma fórmula química. La diferencia está en sus enlaces químicos. Nuestra idea es utilizar una cascada de enzimas para romper los lazos de la celulosa, lo que permite su reconfiguración como almidón. Este proceso biotecnológico se llama ” biotransformación enzimática y fermentación microbiana simultánea”. Se espera saber más de este proceso y de su viabilidad comercial en los próximos meses.