En el pasado hemos hablado sobre algunas investigaciones relacionadas con insectos cyborgs. Técnicamente, un escorpión no es un insecto, pero la gente de Backyard Brains ha tenido la “brillante” idea de instalar un receptor en la parte superior de uno, e inducirlo remotamente con breves aplicaciones de corriente eléctrica a atacar con sus garras y el aguijón en su cola.
La neurociencia no está limitada solamente al ser humano. No quedan dudas de que podemos aprender muchísimo entre animales e insectos. En el caso de los animales siempre hay detalles éticos a considerar, pero no son tan frecuentes entre insectos. Ahora, un escorpión no es un insecto, sin embargo, creo que estoy en lo cierto al decir que la mayoría de las personas aplicaría la contundencia de una sartén sobre el artrópodo sin pensarlo dos veces. En esta oportunidad, un escorpión se ha convertido en la estrella principal de un experimento, a cargo de la gente de Backyard Brains, que en el pasado hizo algo similar con cucarachas. La idea es controlar las garras y el aguijón del escorpión en forma remota, con la ayuda de un poco de corriente eléctrica.
De acuerdo a Backyard Brains, no hay amplios estudios sobre los escorpiones más allá de su veneno y el potencial asociado. También destacan que “están construidos como tanques”, y que su comportamiento merece ser explorado. El proceso implica colocar al escorpión en un estado comatoso, para lo que se usa agua helada durante quince minutos. Luego se inserta un cable de platino/iridio cerca de un nervio, y la corriente eléctrica aplicada está en el orden de los dos o tres voltios, por un intervalo de cien milisegundos. Todos los experimentos requieren un entorno controlado, ya que un escorpión es mucho menos dócil que una cucaracha.
Honestamente, debo decir que después de haber visto los vídeos, el escorpión parece más asustado/enfadado que otra cosa. Backyard Brains recibió una buena cantidad de metralla cuando su kit RoboRoach apareció en Kickstarter el año pasado. ¿Harán algo similar para escorpiones? Si bien existen planes para continuar la investigación, los escorpiones demostraron hasta ahora ser muy poco cooperativos, ya que tienen la tendencia a quitarse los electrodos.