Los discos duros de estado sólido o SSD serán, sin dudas, el medio de almacenamiento masivo más popular de la próxima década. Son más livianos, robustos, pequeños, y no consumen casi energía. Sin embargo, su precio aún es prohibitivo. Afortunadamente, hay una solución: puedes construirlos tú mismo por casi nada.
Algunos ordenadores, como en eeePC, han reemplazado su ruidoso, pesado y voraz consumidor de energía disco duro electromecánico por un moderno disco duro de estado sólido(o SSD, por Solid State Drive). Si por un momento nos olvidamos del precio, los SSD tienen todas las ventajas. Al carecer de partes móviles son mucho menos propensos a los fallos, a la vez que su consumo de energía es casi nulo. Son ideales para los ordenadores portátiles, ya que ocupan muy poco espacio y son livianos.
Tienen dos desventajas. La primera es su vida útil. Al estar basados en memorias del tipo FLASH, el numero de veces que pueden leerse o escribirse cada una de sus posiciones de memoria no es infinita (en un disco convencional tampoco lo es), sino que rondan el millón de operaciones de escritura. Afortunadamente, este número es lo suficientemente grande como para que en la mayoría de los usos que le podemos, el disco se haya convertido en obsoleto antes de que falle.
Además, la electrónica a bordo de las tarjetas FLASH o los discos SSD es lo suficientemente inteligente como para repartir las operaciones de lectura y escritura por los sectores restantes del disco como para que a pesar de que alguna celda haya “muerto” el disco siga operativo.
La segunda desventaja es, desde luego, su costo. No es raro encontrar que un disco SSD de 32 GB con una velocidad de lectoescritura de unos 30MB/s cueste en el mercado alrededor de los 1000 euros. Esto los coloca en una posición tal, que su uso solo es viable en ordenadores de altísima gama. En el caso del eeePC, el disco es de solo 4 GB (u 8 GB), lo que permite mantener el costo final del ordenador en un valor razonable.
A simple vista, no deberían ser tan caros. Las tarjetas de almacenamiento basadas en memoria FLASH como las SD card funcionan con el mismo principio electrónico y tienen un costo 10 veces menor. La explicación, aseguran, es que se producen mucha mas cantidad de tarjetas SD que de discos SSD, aunque seguramente también hay un componente especulativo en el precio de estos últimos. En general, los productos nuevos siempre cuestan mas que los que ya están consolidados.
Lo bueno del caso es que podemos aprovechar estas memorias, mucho mas baratas, para construir un disco SSD en casa, de prácticamente la capacidad que deseemos, con un costo realmente bajo. Llegados a este punto, tenemos que aclarar que no es necesario ser el “rey hacker” (¡ni siquiera hay que usar un soldador!) para lograrlo, así que sigue leyendo sin temor.
El secreto de este “truco” esta en la estructura interna de las memorias CompactFlash. Estas memorias, que se consiguen en capacidades de 16 GB a buen precio, tienen una interfaz físicamente más pequeña pero eléctricamente idéntica a la vieja y conocida interfaz ATA. Es decir, gracias al pequeño controlador IDE imbuido dentro de la tarjeta, el ordenador “ve” a las CompactFlash como un pequeño disco duro. Este es un dato fundamental para nuestro propósito. En definitiva, todo lo que necesitamos para construir nuestro propio disco SSD es una (o varias) tarjetas de este tipo y algún “adaptador” que nos permita leerlas. Afortunadamente, los hay en cantidad.
Estos dispositivos se conocen genéricamente como “adaptadores CF-IDE” y se consiguen en la mayoría de los sitos de venta online. Lo bueno del caso es que si busca un poco, los conseguirlas duales (para usar dos tarjetas a la vez) o incluso para cuatro tarjetas. Esto, suponiendo que utilizaras tarjetas de 16 GB, te permitirá construir un disco SSD de 32GB o 64GB.
Busca el modelo que mas te convenga, y que, por supuesto, sea compatible con las posibilidades de expansión de tu placa base. Lo ideal es comprar un CF-IDE que sea compatible al menos con la norma CF 3.0. Existen cuatro versiones (de la 1 a la 4), cada una más rápida (y cara) que las anteriores. Podemos descartar CF 1.0 por lenta y obsoleta, y la 4.0 por cara, así que la 3 es una buena opción.
El adaptador cuesta solo unos 15 euros, y permite que las tarjetas colocadas en el sean reconocidas por el sistema operativo como un disco duro convencional mas. Incluso puedes usar las tarjetas en configuración RAID, con lo que ganarás seguridad y velocidad. Y todo esto, por casi nada de dinero ¿Qué mas se puede pedir?