Cada vez que utilizamos el término «aprendizaje de máquinas» caemos en el territorio de las redes neurales y las inteligencias artificiales, pero ese concepto no es precisamente nuevo que digamos. De hecho, debemos retroceder a una época en la que el transistor apenas había comenzado a salir del laboratorio.
En este vídeo podemos observar a Claude Shannon, padre de la teoría de la información, demostrando las habilidades de su pequeño ratón Teseo, con la capacidad de acumular datos, cometer errores, adaptarse a ellos, y finalmente aplicar la solución correcta para escapar del laberinto.
La década de 1950 comenzó con una verdadera explosión en el desarrollo tecnológico, a pesar del aumento en las tensiones causadas por la Guerra Fría. En 1947 Bell Laboratories construyó el primer transistor electrónico de estado sólido, y en menos de cuatro años ya era producido en masa. Algunas de las mentes más brillantes del mundo trabajaban para Bell Labs en esa época, y una de ellas era la de Claude Shannon.
Su histórico artículo de 1948 «Una Teoría Matemática de la Comunicación» fue revolucionario, instalando conceptos como redundancia y entropía, pero no se quedó con los brazos cruzados. Otro de sus trabajos fue Teseo, que gracias al archivo de AT&T podemos ver en acción:
Tal y como lo explica el propio Shannon, Teseo es un ratón electromecánico que puede «aprender» de experiencias previas, o sea, adoptar una metodología de prueba y error para escapar de un laberinto dividido en 25 secciones. Cada vez que encuentra el camino correcto, Teseo registra la información en su «memoria» (técnicamente, un sistema de relés telefónicos en segundo plano).
Si regresa al principio, todo lo que debe hacer para alcanzar la salida es reproducir esa experiencia acumulada. Sin embargo, la mejor parte es su potencial de adaptación. Al detectar modificaciones en las paredes del laberinto, Teseo reemplaza parcialmente sus datos antiguos con nuevos parámetros, y aplica el resto de su información sin inconvenientes.
Como buen científico, Shannon no puede evitar explicar que el trabajo no lo hace Teseo, sino el sistema instalado en la parte inferior de la mesa, con un electroimán, dos motores, e interruptores para determinar su ubicación. El método de exploración usado por Teseo tal vez no sea el más eficiente, pero garantiza el hallazgo de la salida en cualquier laberinto.