Mientras que el usuario promedio está acostumbrado a tratar con tarjetas SD y sus variaciones más pequeñas utilizadas en teléfonos móviles, las tarjetas CompactFlash siguen siendo las preferidas de los fotógrafos, especialmente en el entorno profesional. Mientras que la revisión 4.1 del estándar CompactFlash permite un máximo de capacidad de 137 GB en una sola de estas tarjetas, la quinta versión propone, al menos en teoría, un máximo posible de 144 petabytes, algo así como 144 mil discos duros de un terabyte. ¿Alcanza, o no alcanza?
En general, las tarjetas CompactFlash son menos conocidas que sus contrapartes SD, MMC y Memory Stick. De hecho, en algún momento se pensó que serían consideradas obsoletas, pero su amplio uso en la fotografía digital ha mantenido vigente a esta tecnología. Además, muchos interesados en medios de almacenamiento silenciosos han utilizado a estas tarjetas como discos de estado sólido, a través de adaptadores. Es verdad que no son tan rápidas como un disco SSD verdadero, pero cuando la idea es no generar ruido, estas tarjetas funcionan muy bien. Hasta el momento, la versión 4.1 de sus especificaciones permitían un máximo de capacidad de 137 GB. Esta limitación también existió en su momento entre los ordenadores, pero con el tiempo fue ampliamente superada.
La versión 5 del estándar CompactFlash incorporará múltiples mejoras. Se aplicarán los avances en el estándar ATA, y las transferencias de datos serán más eficientes, al igual que la limpieza del espacio no utilizado. Sin embargo, la novedad más importante involucra al direccionamiento de 48 bits, algo que será obligatorio en los diseños CompactFlash 5.0. Esto elimina de forma efectiva la limitación de 137 GB en la capacidad de las tarjetas, elevando el máximo a unos increíbles 144 petabytes. En números redondos, un petabyte son mil terabytes, o un millón de gigabytes. Si bien la capacidad de las tarjetas y de los discos duros resultan ser menores debido a la forma en que se interpretan estos números (para los fabricantes, la base es 1000, cuando en realidad los sistemas operativos utilizan 1024), esto elimina cualquier problema de tamaño que las tarjetas CompactFlash puedan llegar a tener en el futuro.
Si bien es un avance notable en el aspecto técnico, no será del todo apreciable entre los consumidores. Las tarjetas disponibles en el mercado aún no superan los 64 GB, y sus valores son enormes en comparación con otras soluciones de almacenamiento. De alguna forma, esperamos que el nuevo estándar permita reducir los costos en la fabricación de dichas tarjetas, y por qué no, aumentar su popularidad. Algunos se han quejado del tamaño de las CompactFlash, pero honestamente, hay casos en los que es preferible algo un poco más robusto para guardar nuestra información. Es probable que a muchos fotógrafos profesionales se les haga un nudo en la garganta ante la idea de guardar varias imágenes RAW en una tarjeta SD, pero cuando hay una tarjeta CompactFlash en la ecuación, se sienten mucho más tranquilos.