Embarcados en la rutina diaria, a menudo olvidamos como era el mundo hace tan solo 10 años atrás. La gran mayoría de los objetos que hoy llevas a todas partes ni siquiera se habían inventado hace una década. El mundo sigue cambiando, y cada vez lo hace mas rápidamente, así que resulta interesante plantearse como será el mundo dentro de 20 años.
En el año 2030 muchas cosas serán completamente diferentes a lo que son hoy. Algunos inventos harán nuestras vidas más fáciles o interesantes, mientras que algunos acontecimientos podrán ensombrecer ese cercano futuro.
Resulta bastante fácil pronosticar un incremento exponencial en la penetración y capacidad de los gadgets que han comenzado a formar parte de nuestra vida. Basta con recordar como era un teléfono móvil hace 10 años, para darnos una idea de lo que serán dentro de 20. A pesar de que es poco practico reducir su tamaño, los gadgets tendrán una potencia y capacidad que harán que nuestros ordenadores de mesa actuales parezcan un chiste.
Pero hay otros factores menos previsibles, que también influirán, y mucho, en el mundo del 2030. Por ejemplo, la economía China crece mes a mes, y los expertos pronostican que en 20 años será, al menos, un 50% más grande que la norteamericana. Esto, además de las implicancias económicas, tendrá una gran influencia cultural. Hoy día prácticamente ignoramos todo de este país, pero si se transforma en el motor de la economía mundial, seguramente sus costumbres y parte de cultura se integrará con la occidental.
La medicina también evolucionara, a la par de los males de los que nos intenta proteger. Según el pronóstico de expertos reunidos en Davos (Suiza), el 70 por ciento de las muertes se producirán por enfermedades no transmisibles. Esto significa que la mayoría de la gente morirá de cáncer, problemas cardíacos o diabetes. Las enfermedades que más se incrementaran serán justamente el cáncer, pasando de 7,8 a 10,8 millones de muertes anuales, y el SIDA (de 2,8 millones a 6,4).
Las vacunas prácticamente terminaran con algunas enfermedades infecciosas como la malaria o la tuberculosis, mientras que los accidentes de transito serán culpables de buena parte de los muertos en los países en desarrollo. El cigarrillo matará a 8,3 millones de personas en el 2030, unos 3.3 millones mas que en la actualidad. Un dato interesante es que se espera que la mortalidad infantil se reduzca de 51 por cada mil niños nacidos a solo 27.
El cambio climático global será el gran fantasma que complicará la existencia de millones de personas. Durante los próximos años la temperatura global seguirá subiendo, y en 2030 será de aproximadamente 1.5 grados Celsius mayor a la actual. Esta pequeña diferencia bastará para que el nivel de los océanos se eleve entre 6 y 11 centímetros. Padeceremos más tormentas, huracanes, ciclones, tornados, sequías e inundaciones. Las especies que hoy se encuentran en peligro de extinción seguramente pasarán a mejor vida. Se estima que desaparecerán a una velocidad cien veces mayor que la de la naturaleza.
Como contrapartida, y gracias a una mayor toma de conciencia naturista, en los supermercados veremos más productos ecológicos o “amigables con el medio ambiente”.
La provisión de agua potable será un problema. Cuando decimos “potable” también estamos considerando la que se utiliza en granjas o industrias alimenticias. La demanda crecerá un 16%, a la vez que las sequías Medio Oriente, el norte de China y amplios sectores de India y Sudáfrica la transformaran en un foco de conflictos.
Un informe de Greenpeace da cuenta que en 2030 el 10% de la electricidad consumida será energía solar fotovoltaica. En todo el planeta sumará una potencia instalada de 1,3 millones de megavatios, dando servicio a más de 3.600 millones de personas. Países como Alemania y España, situados a la cabeza mundial en la producción de energía solar, serán el motor de este cambio.
Internet se habrá transformado en la plataforma digital que conectará no solo ordenadores, sino a prácticamente la totalidad de los objetos existentes en el planeta. La nueva IPv6 y la miniaturización de los dispositivos inalámbricos harán posible que todos los aparatos electrónicos formen parte, de una u otra manera, de la red.
Las buenas noticias incluyen a la expectativa de vida, que para ese entonces habrá pasado de los 67,3 años actuales a los 72,2 años. La población mundial mayor de 80 años será el triple de la actual, aunque el 60 por ciento de estos ancianos vivirán en Asia.
La pobreza, por fin, va a bajar en el mundo. El número de desnutridos bajará de los actuales 710 a 460 millones de personas. También trabajaremos menos horas, y lo haremos fuera de la oficina. La ubicuidad de Internet permitirá que realicemos nuestro trabajo en cualquier parte que nos encontremos.
A pesar de que seguiremos usando petróleo, su escasez hará que motores basados en tecnologías diferentes se conviertan en populares. Probablemente, la mayoría de los coches posean un motor hibrido, utilizando hidrógeno para funcionar.
Resulta interesante comprobar como el futuro, de alguna manera, se ha vuelto más oscuro. Hace 50 años atrás, una proyección de este tipo mostraba un mundo utópico, sin enfermedades ni guerras, con gente viviendo en ciudades que parecían sacadas de un capitulo de “Los supersónicos”. Lamentablemente, la realidad que nos tocará vivir dentro de 20 años, aunque distinta, será más parecida a la actual que a la soñada por nuestros abuelos.