En el nombre de la retrocompatibilidad hemos utilizado toda clase de adaptadores y convertidores, pero eso también nos permite llevar a cabo experimentos como el que compartió Vince en su canal Circuit Rewind. Con la ayuda de un adaptador PCI Express a PCI tradicional, Vince decidió poner a prueba a una GeForce GT 1030 y una GeForce RTX 3080, en un intento por descubrir los límites de semejante configuración…
De la misma manera en la que tratamos de ejecutar Doom en cada dispositivo concebible, también necesitamos jugar con el hardware. Pastas térmicas alternativas, mods de refrigeración para tarjetas gráficas, sistemas Raspberry Pi conectados a televisores antiguos, sonido en el puerto paralelo, ranuras ISA en ordenadores modernos… todo es posible con la combinación correcta de componentes, tiempo, y paciencia. ¿Qué sigue en la lista? Otro clásico: Usar tarjetas gráficas modernas en equipos antiguos. La diferencia es que Vince del canal Circuit Rewind decidió llevar esa aventura al extremo, conectando sus tarjetas gráficas a un adaptador de PCI Express a PCI tradicional de 33 MHz.
Una placa de vídeo PCI Express en un slot PCI
El primer desafío para Vince fue alimentar a sus tarjetas de vídeo con la energía suficiente y evitar errores de sistema. El adaptador de PCI Express a PCI no puede obtener lo que necesita del puerto, por lo tanto, la solución fue agregar otro adaptador de PCI Express x16 a x1, los mismos que se usaban en criptominería. La reducción a x1 es irrelevante: Una conexión PCI Express x1 sigue siendo más rápida que una ranura PCI tradicional. A eso debemos sumar que el bus PCI es compartido entre dispositivos, lo que reduce aún más el ancho de banda disponible. El segundo ajuste fue cambiar la memoria RAM del ordenador de 8 a 4 gigabytes, para eliminar problemas de mapeado y corrupción.
Las pruebas comenzaron con dos juegos básicos, INK y Horizon Chase Turbo, ambos funcionando a la perfección en una GT 1030. Ultra Street Fighter IV tuvo problemas de sincronización y caída general de su framerate, pero no falló en ningún momento, y la reducción de gráficos ayudó mucho. Unreal Tournament III se ubicó por debajo de los 30 FPS, y para sorpresa de todo el mundo, Doom 2016 no explotó, con una experiencia sub-30 FPS. Todos los benchmarks posteriores confirman que el adaptador de PCI Express a PCI afecta en gran medida al rendimiento de la tarjeta, aún si se trata de una GT 1030.
En resumen, sí: Toda la configuración es ridícula y nadie en su sano juicio debería hacer algo así buscando rendimiento… pero funciona. Y los drivers ni siquiera se quejaron, detectando ambas placas a través de dos adaptadores sin sobresaltos.