Daniel Wilson, con un doctorado en robótica a cuestas, ha escrito su primer libro. Trata sobre robots, pero de una perspectiva diferente: ¿Cómo deberíamos defendernos de un ataque robótico en el futuro?
Wilson, eso está claro, no es un improvisado cualquiera. Posee un doctorado en robótica del Robotics Institute of Carnegie Mellon University, donde también consiguió un master en robótica y procesamiento de datos. Ha trabajado en Microsoft, el Palo Alto Research Center (PARC), y el Intel Research Seattle. Su primer libro trata sobre los pasos que debería seguir la Humanidad en el caso de que un día se alzaran las máquinas en su contra. Si bien ya en 1942 el fecundo Isaac Asimov, en su cuento “Runaround”, estableció las tres leyes para el comportamiento de los robots, no hay ninguna seguridad que en algún momento alguien desarrolle robots (bélicos o no) que se salteen esta protección.
Los amantes del cine que vieron la serie de películas “Terminator”, recordarán que el eje del argumento se basa en un futuro alternativo, donde las máquinas alcanzan un estado de consciencia que les permite saber de su existencia, fijar objetivos propios, y en un microsegundo deciden terminar con los humanos. ¿Se trata esto de una situación factible? Viendo los avances en inteligencia artificial, es posible que sí.
Wilson propone medidas para poder crear una resistencia efectiva. Nosotros, que no podemos dejar que una tostadora con un ordenador por cerebro nos extinga, nos hemos puesto de su lado con algunas propuestas y consejos, que aprovechan los puntos débiles de estas máquinas.
Desoriéntalos
En general (o al menos es lo que se ve en las películas), los robots no suelen ser unas lumbreras, por lo que no debería resultar muy difícil fingir que atacamos de una manera (con tanques, por ejemplo), para luego bombardearlos de otra (un buen ataque aéreo) y cogerlos desprevenidos.
Destruye sus sentidos
Uno de los puntos débiles por antonomasia de un robot deberían ser sus sensores. Un robot que no pueda percibir su entorno es poco más que chatarra, así que busca la forma de cegarlo (un buen láser en los “ojos”, por ejemplo), o confundirlo con señuelos de todo tipo. Este es un buen punto: es muy difícil para una máquina saber si eso que le arrojas es una bomba o una bola de boliche, así que puede emplear todo tipo de elementos para confundirla.
Introdúcele un buen virus
Si poseen un sistema operativo, seguramente es vulnerable al ataque de virus. Si consigues la forma de colarle uno, el robot estará más lento y propenso a fallar. (¡No, no puedes instalarle Windows! ¡Está prohibido por la Convención de Ginebra!)
Utiliza un Pulso ElectroMagnetico
Si hay algo que le caiga “pesado” a cualquier bicho electrónico, es un buen Pulso ElectroMagnetico (PEM). Como efecto colateral te quedaras sin tele por unos días, pero dudo que si estás bajo ataque de un ejercito de Terminators te importe demasiado.
Destruye todas las autopistas y rutas que puedas.
A una máquina le cuesta mucho trabajo crear un “mapa” del piso bajo sus pies. Si destruyes los caminos, haciéndolos lo más irregulares posible, estarán más ocupadas en no caerse que en matarte.
Hazle las cosas lo más difícil posible.
Seguramente, los robots que están atacándote se guían por algún sistema tipo GPS. Tu prioridad debería ser impedir que capten su señal o destruir los satélites del sistema. Un robot no trabaja aislado del resto, seguramente se comunican en alguna frecuencia que puedes interferir con ruido electrónico. El clima es tu aliado: en medio de una tormenta no podrán funcionar a un 100%, así que ese será el mejor momento para abollarlos un poco.
Seguramente estarás pensado que es un poco pronto para preocuparse por estas cosas, ya que el robot mas avanzado que anda por ahí (Asimo por ejemplo) apenas si puede caminar. Pero es evidente que se trata de un tema interesante, aunque totalmente hipotético. Y tú, ¿qué otros consejos le podrías dar al futuro líder de la resistencia?