Detrás de cada juguete que le regalas a tus hijos, sobrinos, nietos o ahijados, hay un ejército de trabajadores chinos poniendo miles de horas de sus vidas para que tú puedas adquirirlo lo más barato posible. Alrededor del 75% de los juguetes proviene de China, así que de esta no te salvas. Las condiciones en estas fábricas no suelen ser las mejores. Jornadas laborales extensas, pausas casi inexistentes, sueldos míseros que mantiene a los trabajadores en la pobreza y una organización autoritaria que no acepta sindicato de ningún tipo.
Dicho así, que es lo que todos ya sabemos, la cosa se vuelve bastante impersonal. ¿Quiénes son esos trabajadores? ¿En qué condiciones se desempeñan? ¿Cuáles son sus rostros? Para contestar esas preguntas, y ponerle una cara humana a esa baratija china que compras para quedar bien en algún cumpleaños, el fotógrafo Michael Wolf apela al lente de su cámara. Fue así cómo visitó varias fábricas de Hong Kong (al menos a las que lo dejaron entrar), y tomó estas instantáneas. Con ustedes “La verdadera historia del juguete“.
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