La lógica indica que no puedes obtener más velocidad de la nada. Cualquier incremento debe obedecer a una serie de parámetros óptimos, y el WiFi no es la excepción. Tal y como lo hemos dicho en el pasado, combinar esos parámetros para lograr una buena optimización mezcla un poco de arte con ciencia. La lista de trucos para hacer más rápido al WiFi es amplia, y nunca es una mala idea repasarla por completo antes de pensar en un cambio de hardware…
Creo que no estoy errado al imaginar la relación entre el usuario promedio y el WiFi como amor-odio. Todo el proceso es equivalente a una verdadera luna de miel, hasta que una de las partes se queda corta en el compromiso, y así llega el caos. A simple vista, el WiFi debería ser sencillo: Un cable con señal, un híbrido módem/router (o módem «y» router WiFi por separado), algunos ajustes de configuración, y eso es todo… ¿pero es realmente «todo»? Obviamente, la respuesta es no.
Cómo hacer que tu WiFi sea más rápido
Uno de los problemas más frecuentes y recurrentes es que las mentes detrás de tu router inalámbrico no saben cómo es tu casa. En el mundo ideal de estos ingenieros, vives en un único ambiente, puedes mover e instalar cables en todas direcciones, y el router estará ubicado apenas sobre tu cabeza en el centro exacto de la habitación. Lamentablemente, las cosas no funcionan así.
Ubicación, ubicación, ubicación
Lo entiendo, he estado en esa posición. Resulta irritante volver a hablar de una buena ubicación, pero eso no le quita lo fundamental. Un router inalámbrico mal ubicado desperdicia todo lo que tiene para ofrecer. En vez de llevar su señal a tus dispositivos, debe luchar con paredes, puertas, objetos metálicos, y el suelo mismo. Nadie puede pretender que modifiques media casa para cambiar de lugar al router, pero con sólo sacarlo del ropero y colocarlo a 50-100 cm. del suelo, debería ser suficiente para notar la diferencia.
No necesita competencia
Tal vez parezca el sueño de un capitalista, pero la frase encaja muy bien con la situación actual de los routers inalámbricos. Además de lidiar con la señal de otras redes cercanas (y ajustar el canal en consecuencia), el router no demuestra ningún interés en estar sobre un televisor, pegado a un equipo de audio, junto a la pecera (sí, de verdad) o en la cocina a medio metro del microondas. Cuanto más solitaria sea la posición del router, mejor será para la calidad de su señal, y la velocidad de conexión.
¿Y con las antenas qué hacemos?
Lo que corresponde, ni más ni menos. La Web ofrece toda clase de trucos para expandir el alcance de la señal, y si bien suelen funcionar bastante bien, es necesario reconocer que sacrificaremos direccionalidad a cambio de intensidad. La mayoría imagina a la señal WiFi como una esfera, pero en realidad es mucho más preciso visualizarla como si fuera una rosquilla gigante. A esto debemos sumar el detalle de la polarización, por lo tanto, mentes autorizadas en la materia recomiendan colocar una antena horizontal y la otra vertical, en un intento por maximizar el rendimiento. Si tu router tiene una sola antena, prueba ambas posiciones y comprueba si hay cambios. En caso de que tenga más de dos, es muy probable que el manual posea información precisa sobre cómo colocarlas. Y si el router usa antenas internas, que quede de forma horizontal, «sobre sus pies».
Señales y ladrones
Todos los pasos anteriores deben estar acompañados por una medición constante de la señal. En nuestra guía previa mencionamos varias herramientas, con un especial énfasis sobre WiFi Analyzer, ideal para usar en dispositivos Android. Estamos básicamente ante un juego de porcentajes. Por más pequeña que sea, siempre deberíamos registrar una mejora, o de lo contrario hay que retroceder y cambiar lo que hicimos. Pero nada, absolutamente nada de lo que hemos dicho hasta ahora tiene sentido si el WiFi no está asegurado de manera apropiada. La excusa de «dejar la red abierta porque no funciona nada» expiró hace mucho tiempo, y la seguridad WEP puede ser crackeada en menos de dos minutos. Protege tu red inalámbrica. No es opcional.
Después de haber agotado estas posibilidades y de haber buscado un nuevo firmware (asumiendo que esté disponible), si la velocidad, estabilidad y calidad general de tu WiFi no mejora, hay que empezar a sospechar del router en sí. Con esto no quiero decir que tenga una falla, sino que tal vez el hardware no está a la altura de las circunstancias. En lo posible, nuestra recomendación apunta a routers «dual-band», de modo que los dispositivos compatibles se suban al tren de los 5 GHz, y eviten toda la debacle de la banda inferior. Dicho eso, ¡buena suerte!