En más de una ocasión, nuestra conexión a Internet parece desarrollar voluntad propia y se niega a cooperar. Reiniciar todos los equipos asociados (módems, routers, PCs, móviles) es nuestra primera línea de defensa, pero a veces debemos excavar un poco más profundo, y uno de nuestros principales recursos es el comando tracert, también conocido como traceroute en el universo Linux. Con su ayuda es posible conocer la ruta que siguen los paquetes, determinar la cantidad de saltos, detectar problemas de latencia, e identificar otros conflictos.
Tracert: Cómo lo usamos
En el caso específico de Windows, es suficiente con abrir una consola de sistema usando privilegios elevados y escribir «tracert», seguido por la dirección web o número de IP. Esto iniciará una cadena de «saltos» con reportes de demoras en milisegundos, e información sobre cada router en el camino. Mientras que el comando ping comprueba rápidamente si el servidor de destino se encuentra disponible, tracert busca determinar la ruta exacta, y el tiempo consumido en cada salto.
Limitaciones de tracert
Obviamente, tracert no es una herramienta perfecta ni mucho menos. Uno de sus aspectos más interesantes es que puede adoptar diferentes protocolos. Por ejemplo, la variante de Windows trabaja con ICMP Echo Request/reply, mientras que traceroute favorece a UDP. Sin embargo, una configuración particularmente estricta (por cuestiones de seguridad) puede interferir con estos protocolos, y llevar a resultados confusos.
Al mismo tiempo, se instala la posibilidad de que un tracert correcto no garantice conectividad para ciertas aplicaciones, ya que un firewall puede permitir ICMP, y rechazar al resto de los protocolos. A eso se suma el concepto de balanceo de carga, que ante un comando traceroute podría presentar una ruta inexistente.
Alternativas y lectura correcta
Si la idea de trabajar con la consola del sistema no te agrada demasiado, lo cierto es que hay muchos programas allá afuera con funciones de tracert/traceroute incorporadas. Uno de los más completos es PingPlotter, con un trial de 14 días para su edición Pro y un modo freeware bastante completo, que incluye la posibilidad de cambiar de protocolo.
Para finalizar, no hay que dejarse llevar por una lectura excesiva del tracert. Además de considerar sus limitaciones, no debemos perder de vista el hecho de que el salto más importante es el último. Si bien puede haber toda clase de inconvenientes en una ruta, lo ideal es que nuestro destino registre una latencia aceptable, sin pérdida de paquetes. ¡Buena suerte!