15 años atrás, nunca faltaba aquel sujeto que se reía en tu cara porque habías encontrado a tu pareja online. Hoy, ese gracioso tiene una cuenta en Tinder, donde es virtualmente ignorado. Los tiempos y las costumbres cambiaron. Conocer a una potencial pareja hoy es una actividad muy diferente, y nada mejor para comprobarlo que comparar datos históricos. Un equipo de investigadores de las universidades de Stanford y Nuevo México presentó un estudio con valores actualizados, y el resultado es contundente: Los lugares y las personas «en común» han perdido mucha relevancia en el proceso de búsqueda y selección.
Puede ser algo buscado, planeado, organizado y calculado hasta el último detalle, o surgir de manera completamente accidental. Encontrar pareja es una actividad prioritaria para mucha gente allá afuera, y un requerimiento frustrante para otros (en especial aquellos con familias que tratan de conjurar matrimonios cada 20 minutos). El acceso a Internet no hizo más que exapndir y acelerar a todo el proceso, pero nunca está de más preguntarse qué pasó con los métodos convencionales.
Un borrador publicado por Reuben J. Thomas (Universidad de Nuevo México), Michael Rosenfeld y Sonia Hausen (ambos de la Universidad de Stanford) explora esos datos. Sus fuentes se enfocan en parejas heterosexuales de los Estados Unidos, pero se extienden hasta la década del ’40, al final de la Segunda Guerra Mundial. El sistema de citas basado en la mediación de amigos y familiares ha sido considerado «óptimo» durante muchos años. La intervención familiar era vista como promotora de resultados «socialmente más aceptables» en la formación de parejas jóvenes, presentando garantías (provenientes de gente de confianza) sobre un posible compañero.
También es necesario destacar el valor de los espacios en común, por ejemplo, la escuela, la universidad, el trabajo, la iglesia, o el simple hecho de ser vecinos. Sin embargo, el gráfico revela que a partir del año 2000, todas esas vías clásicas empezaron a perder fuerza. La gente que conoció a su pareja a través de la familia era muy cercana al 30 por ciento en los años ’40, pero esa influencia cayó en picada, hasta ubicarse por debajo del 7.5 por ciento. Una baja similar se registra entre quienes conocieron a sus parejas en la escuela primaria/secundaria. El trabajo fue un buen lugar para encontrar el amor durante más de 50 años, alcanzando su techo del 20 por ciento a mediados de los ’90.
Una vez que la Web entró en acción, los indicadores convencionales quedaron con tendencia a la baja. El único parámetro que acompaña al crecimiento de la Web en la búsqueda de parejas es el encuentro en bares y restaurantes. Ambos procesos se quedan con el 63 por ciento del total, seguidos por el contacto a través de amigos, en el 20 por ciento. ¿Crees que estos números pueden ser proyectados al resto del mundo? ¿Cómo conociste a tu pareja? ¡Deja un comentario!
Fuente del gráfico: Derek Thompson en Twitter
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