Admito que es un poco doloroso saber que muchos ordenadores retro terminaron en vertederos, igual que los cartuchos de ET. Hoy es muy difícil para los entusiastas obtener partes, pero eso no los detiene a la hora de realizar rescates extremos. A principios de junio vimos a un Atari 800XL regresar de las cenizas, y hoy es el turno del clásico Commodore 64, abandonado bajo la hostilidad de los elementos por más de una década…
Lo último que necesitas dentro de un ordenador, es humedad. Además de provocar toda clase de horrores en la electrónica, su simple presencia puede dar lugar a óxido en la caja. No quieres óxido en tu caja, te lo garantizo. Se la comerá entera si no lo eliminas a tiempo, y a medida que avanza, demanda métodos cada vez más agresivos. Ahora, imagina el óxido en un ordenador que fue abandonado por más de diez años a la intemperie. No hay margen de error aquí: Todo lo que se pueda oxidar, se oxidará. A eso debes sumar polvo, pasto y hojas secas, piedras, ¡y hormigas! Vivas y muertas. En esencia, es la tormenta perfecta para cualquier ordenador… y este Commodore 64, de algún modo la sobrevivió.
Commodore 64: De zombie a experimento retro
Adrian Black no tuvo dudas. La mejor forma de inspeccionar el daño es lavar el PCB, y luego bañarlo en isopropanol. Todos los blindajes metálicos fueron devorados por el óxido, y el cartón en la parte inferior básicamente desapareció. El óxido manchó a los chips principales, y bloqueó el contacto en el zócalo del fusible. A pesar del horror inicial, Adrian decidió conectar el ordenador a un televisor, y darle energía.
Cualquier mito sobre la fragilidad de los Commodore 64 ha muerto con este vídeo. El sistema funciona… hasta cierto punto. El ojo entrenado probablemente haya detectado que no hay un cursor parpadeante debajo del «READY». Al quitar y reinstalar los chips comenzaron a aparecer errores, casi todos asociados a falsos contactos.
El toque mágico fue un poco de papel de lija (1500) en los pines de los chips. El conector del teclado presentó un poco más de resistencia, pero cayó ante los pies de la lija también. La siguiente prueba fue cargar software con un 1571, y tanto la memoria como el sonido funcionaron bien.
Entonces… ¿es un milagro? Honestamente no lo sé. El estado de ese Commodore 64 es calamitoso. Hay corrosión en cada rincón de su PCB, y varias manchas de óxido no se van a ir jamás. Incluso aquel famoso C64 utilizado en un taller polaco parece privilegiado. Aún así, el ordenador trabaja sin errores después de algunos ajustes mínimos. Humilde y robusto a la vez. Los sistemas actuales podrían aprender una cosa o dos del Commodore 64.