Tal como estaba previsto, la sonda espacial Dawn ha comenzado a trabajar en el reconocimiento fotográfico de Vesta, el asteroide más brillante en el cinturón principal de asteroide y -hasta donde sabemos- la fuente de la mayoría de los meteoritos que caen en la Tierra. Dawn pasará cerca de un año orbitando Vesta, modificando su órbita y altitud cuando sea necesario para analizar en profundidad este cuerpo celeste, antes de seguir viaje hacia el planeta enano Ceres. Las fotografías que acaba de difundir la NASA son impactantes, y muestras detalles sorprendentes de la superficie de este gigantesco trozo de roca.
Tal como esperábamos, la sonda robótica Dawn de la agencia espacial de Estados Unidos ha comenzado a enviar excelentes fotografías de la torturada superficie de Vesta, el segundo mayor objeto del cinturón principal de asteroides situado entre Marte y Júpiter. Chris Russell, de la Universidad de California en Los Angeles y científico principal de la misión, ha declarado que “estas fotos han sido una gran revelación para el equipo. No nos imaginábamos el detalle que tendrían las imágenes que estamos viendo“. Los científicos suponen que este cuerpo celeste proviene del cúmulo de gas y polvo remanente de la formación del Sol, hace unos 4650 millones años atrás. En las fotos se pueden apreciarlos surcos que se encuentran alrededor de su cinturón ecuatorial, algunas manchas brillantes, varios hoyos oscuros y cráteres de todo tipo, algunos con (por ahora) inexplicables rayas blancas y negras.
“No había visto nada como esto antes“, se entusiasma Russell. “Es realmente un hermoso y emocionante mundo diminuto el que se encuentra allí, en medio del cinturón de asteroides”, agrega. Ahora hay que comenzar a elaborar teorías que expliquen lo que muestran las fotografías. Una hipótesis es que cuando Vesta se estaba formando explotó una supernova en los alrededores del Sistema Solar, proporcionando materiales radiactivos a su creciente masa. El calor producido por estos habría derretido a Vesta, formando eventualmente un núcleo interno de hierro y una corteza exterior de lava solidificada. Esta secuencia de acontecimientos explicarían la diversidad de características de su superficie. “No se trata de un cuerpo astronómico uniforme. Diferentes eventos se fueron sucediendo en diferentes zonas de la superficie. Eso nos indica que su interior ha sido muy activo“, explica Russell. “Seguramente vamos a aprender mucho de este cuerpo“, finaliza.
Dawn pasará cerca de un año orbitando Vesta, modificando su órbita y altitud mediante un sistema de propulsión iónica no muy diferente del utilizado alguna vez en la serie de televisión Star Trek. Ya ha tomado cientos de fotografías, y oficialmente comenzará recoger datos científicos la semana próxima.