En el pasado hemos hablado sobre fuentes de energía alternativas, pero esto tal vez no se encuentre en tu lista. Teniendo en cuenta el costo del combustible hoy en día, no parece tan extraño pensar en un coche propulsado con café, utilizando un proceso de gasificación que convierte al viejo café molido en un gas compatible con un motor de combustión interna. Un grupo de voluntarios, con un ingeniero de nombre Martin Bacon a la cabeza, no sólo ha creado este coche, sino que también han quebrado el récord mundial de velocidad para esta clase de vehículos, alcanzando unos nada despreciables 107 kilómetros por hora.
Utilizar fuentes alternativas de energía en medios de transporte es uno de los grandes objetivos que tanto la industria como el público en general espera alcanzar en los próximos años. Usualmente las novedades se concentran sobre coches eléctricos o diferentes tipos de híbridos, pero ya hemos visto ejemplos como el aceite de cocina recuperado. En esta ocasión, la fuente de energía es el café. Nos ha mantenido despiertos por incontables noches, de eso no caben dudas, pero en realidad se trata del café usado que termina en el cesto de la basura. En su estado natural, poco puede hacer para propulsar a un vehículo, sin embargo, un grupo llamado “Voluntarios de Conservación de Teesdale”, estacionados en Durhan, Inglaterra, han convertido al café en el combustible para un vehículo que acaba de ingresar en el Libro Guinness de los Récords.
El coche simplemente se llama “Coffee Car”, y el ingeniero Martin Bacon es el rostro visible del proyecto. Tomaron un British Leyland Rover SD1, realizaron varias modificaciones (que en líneas generales se limitaron a restar peso del coche) e instalaron un gasificador. La gasificación convierte material orgánico (el café propiamente dicho) en gas de síntesis, que se obtiene después de que el material original es sometido a un proceso de alta temperatura en el cual no hay combustión, con cantidades controladas de oxígeno o vapor, según el caso. El gas de síntesis puede ser aplicado en celdas de combustible, o como sucedió en el Coffee Car, utilizado para alimentar a un motor de combustión interna.
En las pruebas iniciales, el “Coffee Car” había roto la barrera de los cien kilómetros por hora, lo que ya lo colocaba por encima del récord previo de 75 kilómetros por hora. Aunque Bacon y su equipo tenían como objetivo alcanzar las ochenta millas por hora (128 km/h), en la demostración final llevada a cabo hace poco menos de dos semanas, alcanzaron un promedio de 107 kilómetros por hora certificando así el récord. Si bien Bacon no cree que la gasificación sea “el futuro” de los vehículos (después de todo, no hay “emisión cero”), claramente demuestra que puede usarse, siempre y cuando exista la inversión adecuada. También recordó un hecho muy importante: Durante la Segunda Guerra, había más de cien mil vehículos propulsados por gasificación en Inglaterra solamente, ya que el uso de combustible convencional había sido reasignado al esfuerzo militar. Si ya lo hemos usado antes y es una tecnología probada, no estaría nada mal encontrar un uso más contemporáneo para esto.