Las técnicas de clonación no dejan de sorprender y se acercan a marchas forzadas al sueño científico de conseguir obtener vida a partir de seres muertos hace mucho tiempo. Científicos japoneses han logrado clonar con ejemplares sanos a un ratón que llevaba 16 años muerto y congelado. No queremos ni pensar qué podría pasar si esos científicos asomaran las narices por nuestros frigoríficos.
Científicos del instituto público de Riken en Kobe(Japón) clonan ratones a partir de células de animales que llevaban 16 años congelados a 20 grados bajo cero. Hasta ahora, resultaba imposible realizar tal hazaña porque el frío formaba cristales de hielo que actuaban como cuchillas microscópicas y destrozaban el material genético necesario para llevar a cabo la operación. La técnica habitual consistía en utilizar dos células vivas intactas, una para donar la información genética y la otra para recibir el ADN transferido.
Teruhiko Wakayama y su equipo han realizado un avance histórico al conseguir extraer el núcleo de células cerebrales del ratón fenecido e inyectarlas, mediante la misma técnica de transferencia genética empleada con nuestra amiga Dolly, a varias líneas de células madre embrionarias que transpasaron a hembras dispuestas para la procreación y obteniendo 12 hermosos bebe ratón tan sanos y tan perfectos como cualquier otro nacido de madre habitual.
La dificultad para clonar seres vivos a partir de individuos congelados parece haber sido sorteada con esta nueva técnica pero también es cierto que sólo han logrado éxito con células neuronales pues al parecer la presencia de azúcares en su sistema funcional les ha generado una “crioprotección” muy efectiva. Y todo esto nos dice que estamos a las puertas de alcanzar un parque jurásico muy real. Las posibilidades aumentan de manera exponencial, llevándonos a soñar que en un futuro cercano podremos ver en directo los monstruos propuestos por la famosa productora de Hollywood. Váyanse preparando buenas escopetas y un arsenal de balas explosivas, porque como nos persiga un bicho de envergadura créanme que no vamos a tener piernas suficientes para correr.
Quizá no sea posible clonar un ejemplar de tiranosaurio, principalmente porque no se dispone de cerebros de este formidable animal, pero lo que sí parece probable es que se pueda realizar con mamuts. En Julio de 2007 científicos rusos descubrieron el cuerpo de un bebé mamut congelado en la región ártica de Yamalo-Nenestk hace 40.000 años, el mejor conservado hasta la fecha y firme candidato a ser el padre de una nueva camada de mamuts del siglo XXI. Y según dice Wakayama parece muy cercano “En ejemplares muertos congelados en condiciones naturales como la tundra, las células de los órganos se envuelven fuertemente unas a otras y se congelas de manera muy gradual debido al enorme tamaño del cuerpo”. Paralelamente, un reputado biólogo japonés llamado Akira Iritani de la Universidad Kinki de Osaka y líder de un proyecto para crear un parque del pleistoceno al mas puro estilo Spielberg, aseguró que la clonación de mamuts es sólo cuestión de tiempo. “Se dice que hay más de 10.000 mamut enterrados en Siberia. Tengo muchas esperanzas de que seamos capaces de encontrar un ejemplar adecuado”, dijo a la emisora japonesa NHK. Blanco y en botella.
Pavoroso imaginar el siguiente paso de esta secuencia fantástica de elucubraciones. Aparte de la gama de animales extintos que se podrían revivir en nuestros días, no podemos evitar el morbo de pensar qué pasaría si clonáramos un antecesor del hombre. Una partida de ajedrez quizá no pero alguna que otra conversación gutural sí que podríamos mantener con nuestros primos lejanos, sobre todo si previamente liquidamos algunas neuronas con una cantidad ingente de ginebra bien aliñada. Aunque ya puestos a pedir, ¿por qué no clonar a la mismísima Cleopatra? Existen tumbas con cadáveres bien conservados que serían buenos candidatos a proporcionar material genético suficiente para llevar a buen puerto una clonación. Y esta señora la tengo yo por muy dispuesta a hacer amigos. No te extrañe que pregunte por Marco Antonio, pero seguro que se apaña con un Paco Pepe.
Mientras tanto, nos vamos a tener que conformar con nuestros simpáticos amiguitos peludos, que aquí vemos muy animados disfrutando de la vida clónica. No entendemos demasiado bien el japonés, pero observando lo contentos que están los bichejos, seguro que no les ha ido nada mal el asunto de la clonación aunque su padre haya sido un abuelete de la década de los 90.