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Ciudadanos soviéticos posando con sus primeros televisores (galería)

La admiración por la «caja boba» no conoció fronteras

Hoy podemos decir con cierta seguridad que los televisores tienen un perfil secundario en la mayoría de los hogares, cortesía de la Web, los ordenadores y los dispositivos móviles. De hecho, la televisión tradicional no para de perder tracción, y el aparato en sí encuentra una mayor utilidad con el streaming y las consolas. Sin embargo, hubo una época en la que adquirir un televisor era una señal de progreso para cualquier familia, lo cual se extendió incluso a la lejana ex Unión Soviética. A pesar de las enormes dificultades, muchas personas hicieron lo imposible por obtener un televisor, y no dudaron en retratar el momento…

La historia nos dice que el primer televisor mecánico soviético fue el B-2, cuya producción comenzó entre 1932 y 1934. La pantalla medía apenas 3 por 4 centímetros, y necesitaba de un receptor adicional para el audio. 17 años después apareció el KVN-49, primer televisor blanco y negro ruso producido en masa, casi imposible de confundir debido a la gigantesca lente que iba colocada frente al tubo. La información disponible sugiere que en sus once años de disponibilidad se vendieron 2.5 millones de unidades, lo cual sólo podía significar una cosa: Los soviéticos tenían «hambre» de televisión.



Y no era nada fácil saciarlo. Un modelo básico y para armar podía costar unos 800-900 rublos, cuando el salario mínimo promedio se ubicaba muy por debajo de esa cifra. Aún así, a principios de los ’70, el 61 por ciento de los hogares soviéticos tenía un televisor, y aquellos con la posibilidad no lo pensaron dos veces al posar junto a sus aparatos. Entre tanta preocupación por el presente e incertidumbre por el futuro, hoy compartimos una pequeña mirada al pasado, con los televisores como estrellas…


Fuente: Design You Trust


Escrito por Lisandro Pardo

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