Tiempo y dedicación forman la clave para desarrollar cualquier emulador. El creador del sistema a emular se convierte casi automáticamente en un enemigo, pero la opinión entre los usuarios es muy diferente, y de hecho apoyan a esta clase de proyectos. Cuanto más nuevo es el sistema, más complicado resulta emularlo de manera satisfactoria, aunque eso no impide el avance de proyectos como Citra, que busca conquistar a la Nintendo 3DS.
Cada vez que tenemos la posibilidad de hablar sobre emuladores, es bueno recordar que su desarrollo no es ilegal, siempre y cuando no posean piezas de software vinculadas al sistema original, como puede ser un «dump» de su BIOS o una copia del firmware. Quienes llevamos un buen tiempo frente a las pantallas recordamos a la perfección el conflicto entre Sony y Bleem!. Desde un punto de vista técnico, Bleem! no perdió el litigio, pero los costos asociados obligaron a la compañía a declararse en bancarrota. En otras palabras, Sony encontró la manera de acabar con ese rival, sin embargo, en el proceso confirmó la legalidad de los emuladores. El panorama se vuelve mucho más gris al momento de ejecutar software comercial sobre ellos (léase «juegos»). En términos sencillos, si tienes el cartucho o el disco original, puedes tener una copia en el emulador. Esto nos recuerda el choque constante entre los derechos de los usuarios (que permiten una copia para uso personal), y el brutal DRM que las compañías aplican en sus juegos y plataformas.
Las últimas novedades en emulación nos llevan a Citra, que busca reproducir bajo Windows, Linux y OS X todas las virtudes de la Nintendo 3DS. La última consola portátil de Nintendo lleva poco más de cuatro años en el mercado, y su variante XL debutó a mediados de 2012, lo que convierte a Citra en un proyecto bastante ambicioso. Sus responsables no dudan en remarcar el perfil experimental de Citra, e incluso recomiendan esperar un año o dos si el objetivo es ejecutar juegos específicos. Ni siquiera hay una configuración de hardware recomendada, ya que el CPU de la 3DS se emula con un intérprete, los gráficos son renderizados en software, y no hay sonido.
¿Qué opina Nintendo de todo esto? Como dije más arriba, los emuladores no son ilegales, pero la distribución de los «dumps» sí, y hacia ese lugar ha dirigido sus cañones. Otros que sufrieron la furia legal del gigante japonés fueron los distribuidores del famoso módulo R4, y todos los clones posteriores. En comparación con otras consolas, lo que logró Citra hasta aquí es impresionante. Aunque parezca mentira, la Xbox original demostró ser una verdadera pesadilla de emulación (sin mencionar la falta de interés y documentación), mientras que RPCS3 (PlayStation 3) deberá empezar de cero. Con eso en mente, es mejor que Citra se tome todo el tiempo que necesite.
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