Después de leer esto algunos piensen en los Borg o en los Tecnomagos de Babylon 5, pero la idea de un cyborg, por más territorio exclusivo de la ciencia ficción que pueda parecer, se está acercando lentamente a nosotros. Imagina una especie de tatuaje temporal, pero en vez de un dibujo, lo que recibes es un circuito completamente funcional, que puede adaptarse a la flexibilidad de la piel, con una enorme resistencia, y un sencillo proceso de extracción.
Monitorear la actividad cardíaca y muscular, tomar la presión y obtener lecturas con sensores requieren de un equipo muy especializado, y por qué no, intimidante. Para algunos pacientes la experiencia se vuelve más traumática al observar de cerca a estos clones malignos de R2-D2 con pantallas, números, cables y extraños sonidos, que deben ser conectados al cuerpo. ¿Pero qué tal sería dejar a todo eso de lado? ¿Cómo le caería al paciente saber que en el futuro cercano, un sensor podría ser algo tan inocuo como un tatuaje temporal? Por suerte no parece que habrá que esperar mucho, ya que un grupo de investigadores de la Universidad de Illinois ha presentado un nuevo tipo de circuito flexible que puede ser instalado sobre la piel sin mayores inconvenientes.
El circuito está montado en una capa extremadamente delgada de plástico soluble en agua. Se coloca sobre la piel, se agrega agua, y el circuito queda laminado tal y como sucede con un tatuaje temporal. De hecho, sus creadores han dicho que los circuitos podrían ser camuflados usando tatuajes temporales, para mejorar su apariencia. No necesitan ninguna clase de aditivo, gel, pegamento o nada que se le parezca. Se adaptan a las propiedades mecánicas de la piel sin afectar su integridad, a través de lo que ellos llaman “serpentina filamentaria”, que en esencia describe a los circuitos como un montón de cables ultra-delgados y retorcidos. Lo que mantiene “pegado” a un circuito es la interacción de van der Waals, y tiene una duración máxima de 24 horas.
La mejor parte es que estos circuitos no estarían limitados a simples mediciones. Un circuito instalado sobre la garganta le permitiría a una persona expresarse gracias a la “interpretación” del movimiento muscular, e incluso ya han realizado pruebas controlando a nada menos que un videojuego. Y cuando el usuario o paciente ya no requiera de los circuitos, éstos pueden ser extraídos como si fuera una capa de piel vieja. El proyecto ha recibido el apoyo de importantes instituciones gubernamentales, como la NSF y el Laboratorio de Investigación de la Fuerza Aérea. Flexible, adaptable y no invasivo, este “circuito epidérmico” parece tener muchos puntos a favor. La medicina será un excelente campo para aplicarlo, ¿pero qué tal el consumo general? ¿Podría ser esto el teclado y ratón del futuro, la interfaz definitiva?