«Si tiene que moverse, WD-40. Si debe quedarse fijo, cinta americana.» La frase parece extraída de un anuncio publicitario, pero millones de personas juran sobre su efectividad. Ahora, la fórmula del WD-40 es un secreto, y no hay mucho que podamos decir de su fabricación, sin embargo, si deseas saber más en relación a la cinta americana, las propiedades que la hacen tan resistente, y por qué revolucionó al mundo del DIY, has llegado al lugar correcto.
Lo que hoy conocemos bajo el nombre de cinta americana es en realidad la versión civil del producto original creado por Vesta Stoudt como solución para el problema de la apertura de cajas con municiones. En la Segunda Guerra, los soldados tardaban hasta un minuto por caja, y eso podía costarles la vida en el frente. Ignorada por sus jefes, Stoudt envió una carta el presidente Roosevelt explicando la situación, quien a su vez le ordenó al War Production Board asignar su fabricación a Revolite (Johnson & Johnson).
Más de 80 años después, la popularidad de la cinta americana se mantiene intacta, pero no logró escapar al absurdo, porque en algunas regiones (ej., California) se prohibió su uso para sellar ductos, la actividad que le da su nombre en inglés, «duct tape». Con su historia un poco más definida, la pregunta es: ¿Cómo se fabrica la cinta americana? ¿Cuál es el proceso detrás de sus fabulosas propiedades?
Fabricando cinta americana
Todo comienza con una tela de algodón, cuyos hilos siguen un patrón cruzado. La base del adhesivo es caucho, procesado y mezclado con un conjunto de resinas hasta alcanzar una consistencia similar a la masa de una pizza. La mezcla recibe un tratamiento de calor que supera los 93 grados Celsius, y a partir de ese punto, está lista para su aplicación. La tela queda atrapada entre la capa de adhesivo y la superficie plateada. Al mismo tiempo, es la encargada de dar a la cinta su resistencia a la tensión, y la hace fácil de cortar con las manos.
Finalmente, la superficie plateada con propiedades hidrofóbicas está hecha de polietileno, el mismo que encontramos en casi todas partes, desde bolsas de supermercado hasta juguetes. El método más efectivo para unir a estos tres componentes es el de coextrusión, una especie de fusión de capas que impide la delaminación. La última fase requiere cortar y fraccionar un cilindro gigante de cinta que pesa más de una tonelada. Cada uno de esos cilindros equivale a 30.000 rollos, que son empaquetados y distribuidos. La cinta americana es sinónimo de improvisación, pero sus usos no tienen límites. Arte, ropa, experimentos científicos, todo vale. Es una excelente idea tener un par de rollos en casa, y la mejor parte: No es tan cara.