El concepto de «batería atómica» no es precisamente nuevo que digamos. Sus primeros prototipos se manifestaron más de cien años atrás, y dieron lugar a desarrollos comerciales avanzados a partir de los años ‘50. Marcapasos y naves espaciales fueron los primeros beneficiados con esta tecnología, pero ahora, una nueva iniciativa proveniente de la Universidad de Bristol propone un diseño basado en el isótopo carbono-14 extraído del desperdicio nuclear, y su posterior transformación en diamantes artificiales que generan una corriente eléctrica.
Se calcula que el 20 por ciento de los reactores nucleares en el mundo utilizan grafito como moderador de neutrones. Y con el paso del tiempo, dicho grafito se convierte en desperdicio nuclear. Gobiernos y compañías por igual deben hacer grandes esfuerzos para almacenar de forma segura a ese desperdicio, pero siempre se están explorando otras opciones. Una de ellas proviene de la Universidad de Bristol. De acuerdo a la publicación oficial, una nueva tecnología podría habilitar la reutilización de una parte del grafito en la forma del isótopo carbono-14, y a partir de allí crear el equivalente a una batería nuclear que genera energía apenas con colocarla dentro de un campo radiactivo.
En términos sencillos, el carbono-14 se encuentra en la superficie de los bloques de grafito que fueron descartados. Este carbono-14 es separado de los bloques con la aplicación de calor y su posterior ebullición. El gas es recolectado y utilizado como materia prima para la fabricación de diamantes artificiales, que después de todo son un alótropo del carbono. El resultado es una serie de baterías nucleares que se activan dentro de un campo radiactivo, pero al ser radiactivas por sí mismas, necesitan ser cubiertas con una capa de diamante normal. El «encapsulado» de las baterías absorbe casi por completo las emisiones peligrosas para el ser humano, y al mismo tiempo mejora la eficiencia.
El anuncio no especifica la potencia de las baterías, aunque sí indica que es baja individualmente. Sin embargo, vamos a considerar los beneficios. Al extraer el carbono-14 de los bloques de grafito, el desperdicio nuclear es menos radiactivo que antes, y por extensión, más fácil de almacenar. Luego descubrimos que solamente el Reino Unido tiene 95 mil toneladas de desperdicios nucleares basados en grafito. En tercer orden aparece la vida media del carbono-14, que es de 5.730 años. Eso quiere decir que las baterías nucleares llegarían al 50 por ciento de su carga en 57 siglos. Estos tres factores abren todo un abanico de posibilidades, comenzando por algo tan obvio como naves espaciales y satélites.
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