La ciencia forense está a punto de dar un paso que la convertirá casi en ciencia ficción. Científicos de la Pennsylvania State University aseguran que es posible reconstruir la imagen del rostro de una persona basándose únicamente en una lectura de su ADN. Si están en lo cierto, el futuro de los dibujantes de identikits podría ser muy negro.
Imagina por un momento que existiese una máquina en la que introduces una muestra del ADN encontrado en la escena de un crimen y, automáticamente (sin necesidad de consultar una base de datos que relacione caras y ADN), te mostrase en su pantalla el rostro de la persona a la que pertenece. A pesar de que un cacharro de esas características sólo existe en el argumento de alguna novela de ciencia ficción, su construcción podría estar más cerca de lo que pensamos. En efecto, la ciencia forense está a punto de dar un giro sorprendente al lograr la reconstrucción de los rasgos faciales y el tono de la piel de una persona simplemente realizando una lectura de su ADN. Esto va mucho más allá de hacer una identidad que demuestre huella genética: significa que puede deducirse el aspecto de la cara real de una persona después de analizar su colección de genes. O, al menos, es lo que aseguran científicos de la Universidad Estatal de Pennsylvania.
El proceso se denomina “forensic molecular photofitting", y “se basa en la cartografía de los genes que están relacionados con pigmentación de la piel y, en su forma más compleja, en los grupos de genes que controlan la estructura facial”, explica el doctor Mark Shriver, coordinador del proyecto. El procedimiento ya se ha utilizado con éxito al menos una vez, ayudando a identificar (y condenar) a un asesino serial llamado Derek Todd Lee. Shriver explicó el funcionamiento y los alcances de su sistema en una presentación ante la American Association for the Advancement of Science (Asociación Americana para el Avance de la Ciencia), en la reunión anual que se celebró esta semana en Chicago.
Derek Todd Lee fue declarado culpable de asesinato en 2004 y actualmente enfrenta la pena de muerte. Está implicado en el asesinato de al menos siete mujeres. A pesar de que algunos testigos indicaron que era blanco, el análisis genético de la prueba del ADN encontrado en la escena del crimen demostró que era realmente afro americano, lo que ayudó en su detención, dice Shriver. Esto demuestra el peso que puede tener, ante una corte, un sistema de este tipo.
Shriver realiza un mapeo de los genes que definen la forma facial. Es posible establecer relaciones entre genes y algunos rasgos importantes de la cara, como por ejemplo el color de los ojos o su separación, la forma de la boca, la nariz y el tamaño de la cara. Toda esta información permite a un ordenador crear una imagen del rostro al que pertenecen los genes que se encuentran en la muestra de ADN. Cada día se establecen más relaciones entre los genes y el aspecto del cuerpo y, según Shriver , unos 500 de estos marcadores faciales sería suficientes para construir precisa y completamente una cara.