El Gigante Rojo de Oriente podrá ser un monstruo a la hora de producir, pero está pagando las consecuencias con un altísimo nivel de polución en el aire. Para corregir esta situación, la Administración Meteorológica local planea recurrir a la llamada “siembra de nubes” y generar lluvia artificial que limpie el aire.
Poco tiempo antes de que comenzaran los Juegos Olímpicos en Beijing, circuló la noticia de que China utilizó cohetes para impedir que lloviera durante la ceremonia de apertura. La técnica lleva el nombre de “siembra de nubes”, y aunque tiene su cuota de críticos, es considerada como una de las opciones principales a la hora de ejercer cierto control sobre el clima. De hecho, se está invirtiendo una cantidad de dinero cada vez mayor. En el caso de China, la suma asciende a 277 mil millones de dólares, y la razón parece ser una sola: Combatir la contaminación. El esmog está fuera de control, y en algunas ciudades (como Nanjing y Qingdao) recientemente se vieron obligados a suspender clases (entre otras actividades) debido a la pobre calidad del aire.
En esencia, el proceso se basa en disparar cohetes cargados con yoduro de plata, aunque también se ha utilizado hielo seco. Las partículas del yoduro asumen el rol de puntos de nucleación, para la creación de cristales de hielo a partir de agua sobreenfriada. Dependiendo de la temperatura, estos cristales pueden caer como lluvia o nieve, pero el objetivo de fondo es generar lluvia artificial que debería ayudar a limpiar el aire. Expertos internacionales coinciden en que el proceso chino para sembrar nubes es uno de los más efectivos, sin embargo, la pregunta es: ¿Funcionará para eliminar la contaminación? Aparentemente, el propio esmog debería haber servido como núcleo para los cristales de hielo, y si eso no provocó lluvias, entonces hay dudas sobre qué tan efectivo será arrojar más partículas (o sea, el propio yoduro de plata) en el aire. Esta iniciativa del gobierno chino entrará en acción a partir del año 2015, aunque lo más lógico sería reducir la contaminación desde su origen, y no cuando ya está en el aire.