La noticia proviene de China, y da cuenta de la aparición de al menos tres niños con características que podrían encuadrarse dentro de lo que en la ciencia ficción se llaman “superpoderes”. Las habilidades especiales de estos niños incluyen una fuerza extraordinaria, una velocidad pasmosa o un grito capaz de matar aves. ¿Se trata de una mutación? ¿O simplemente es un fraude?
En los comics, la aparición de un superhéroe se explica generalmente como una mutación de algún tipo (mordedura de algún insecto radioactivo, exposición a rayos de partículas, etc.) o mediante el origen extraterrestre del superhéroe (o supervillano) en cuestión. Sin embargo, ninguna de estas explicaciones sirve para determinar por qué estos tres niños chinos son capaces de hacer lo que hacen.
El primero de ellos, llamado Lu Di, tiene solo 6 años de edad. Resideen la localidad China de Guilin (región sureña de Guangxi), y asiste a una escuela de Kung-fu en Songshan, junto a otros cientos de niños. Sin embargo, su súpervelocidad ha llamado la atención de sus profesores. Según el presidente de la institución, los músculos de su pequeño estudiante son sumamente especiales: tanto, que le permiten hacer 30 flexiones de brazos en solo 10 segundos, o superar las 10.000 flexiones en poco menos de tres horas y media.
El pequeño y rápido Lu Di vive con su padre, y comenzó (vaya uno a saber porqué) a hacer flexiones a los 4 años. Este emulo de “Flash” sueña con ingresar en el libro de los Records Guiness. Teniendo en cuenta la velocidad que tiene para moverse, sería muy raro que no lo consiga.
El segundo candidato a integrar el club “X-Men de China” es Jin Linlin, otro niño de 4 años y 20 kilos de peso. No hay nada especial en el aspecto físico de Jin, pero a su corta edad es capaz de levantar y transportar unos metros pesos de hasta 50 kilos. Este pequeño “Superman” vive en el pueblo de Shangqiu, en la provincia central china de Henan. Sus fantásticas habilidades, según cuentan sus familiares, se puso de manifiesto el día que, estando de visita en casa de sus tíos, cogió 12 ladrillos y los levanto como si nada.
Ni cortos ni perezosos, los tiernos tíos del niño le fueron cargando cada vez más peso, para ver cuánto era capaz de resistir. Lejos de morir aplastado, Jin pudo primero con 30 Kg., luego con 35 Kg., más tarde con 40 Kg., y finalmente levanto los 50 kilogramos. La crónica no cuenta que señal vieron sus tíos en Jin para decidir parar ahí mismo con la prueba. El padre del niño segura que su hijo “come lo mismo que todos los niños de su edad, sólo un poquito más de lo normal, pero sin ser un glotón, y nunca entre horas.” Los pediatras de Shangqiu aseguran que los chicos de su edad pueden levantar como máximo cinco kilos.
El trío de superhéroes de ojos rasgados lo completa el pequeño Xin, más conocido en su pueblo como el niño chillón. Xin tiene también 4 años, y su voz ha puesto los pelos de punta a más cuatro vecinos. Es que este muchacho es capaz de matar aves simplemente con su voz.
Su extraño superpoder quedo perfectamente demostrado el 24 de septiembre pasado, cuando su padre Xu, un humilde repartidor de garrafas de butano a domicilio, decidió que su hijo lo acompañe en su recorrido por el pueblo de Jiangsu (en una provincia del este de China). El día transcurrió con normalidad, hasta que el dúo de repartidores llegó a la granja de los Wang. Allí, Xin fue atacado un perro, lo que provoco que se asustase y comenzara a proferir gritos a todo pulmón. Ese es el comportamiento normal para un crio que es acosado por un perro, pero lo que llamó bastante la atención de los presentes (y sobre todo de los Wang) fue que los gritos de Xin habían provocado un verdadero holocausto avícola.
Los pollos de la granja, asustados por los gritos del muchacho, empezaron a correr descontrolados por el corral, chocando entre sí. Como resultado de las colisiones, 443 pollos resultaron muertos (se desconoce el número y estado de los heridos). Según los veterinarios consultados “los pollos muertos no habían sufrido ninguna intoxicación, ni padecían gripe aviar u otra enfermedad mortal.” Para alegría de su padre, se determinó que “solamente el grito del niño había sido el causante del comportamiento anormal de los pollos”, y un juez dictaminó que Xu tendrá que pagar a los Wang 1.800 yuanes (180 euros) como indemnización por la masacre.
¿Estamos en presencia de tres superniños? No lo sabemos. Está claro que son capaces de hazañas que no todos los niños de su edad pueden lograr. Falta que la ciencia emita su veredicto, determinando si estamos en presencia de algún tipo de mutación genética o simplemente, de un fraude.