DARPA ha propuesto a sus ingenieros y a las empresas dedicadas a la robótica, la creación de una nueva generación de robots. La agencia busca modelos capaces de cambiar su forma y dimensiones, con la habilidad de pasar a través de agujeros más pequeños que su cuerpo. Lo primero que nos viene a la mente es el famoso T-1000, de la película Terminator 2.
La agencia DARPA (Defense Advanced Research Projects Agency) se ha propuesto revolucionar el uso de los robots en el campo de batalla. Si bien el empleo de robots en la guerra prácticamente está en pañales, los estrategas siempre planifican el futuro para estar un paso adelante del enemigo. En este caso, se busca una generación de robots con características completamente nuevas.
DARPA sabe que el empleo de robots le garantiza el acceso a zonas de combate “calientes”, donde un soldado no se atrevería siquiera a arrimarse. Pero a menudo ocurre que el punto de entrada a esas zonas es una claraboya, una puerta pequeña o un hueco en un muro. Esto limita mucho a los robots tradicionales, que generalmente son pesados y voluminosos.
Pero si los robots en cuestión fuesen lo suficientemente “blandos” como para deformarse y estirarse lo suficiente, podrían solucionar esta deficiencia, atravesando aberturas cuyas dimensiones son mucho más pequeñas que el robot mismo y no se conocen a priori.
La respuesta, según DARPA, son los ChemBots. Blandos y flexibles, pero con la misma capacidad de transportar cargas útiles que poseen los robots actuales, los nuevos robots deberían ser capaces al menos de realizar las operaciones que a continuación enumeramos:
- Efectuar viajes a grandes distancias, ya que no siempre será posible acompañar al robot hasta las inmediaciones de su objetivo.
- Modificar su forma de manera arbitraria, adaptándose a la sección de las aperturas con las que se encuentre, aunque sean más pequeñas que él mismo.
- Ser capaz de volver a su forma original una vez superado el obstáculo.
- Realizar acciones utilizando la carga útil que debe ser capaz de transportar.
DARPA no ha dejado ninguna tecnología de lado a la hora de proponer ideas para los nuevos robots. Se insta al desarrollo de nuevos materiales, sistemas de control y arquitecturas. La forma en que se podrían inducir los cambios en la forma física de los ChemBots incluirían las influencias de fuerzas electromagnéticas, acústicas o químicas.
Como hemos mencionado en varias oportunidades, es un desperdicio que tecnologías como las propuestas se empleen únicamente con fines bélicos. Quien sabe, quizás seamos afortunados y alguno de los descendientes de estos robots puedan utilizarse para el rescate de victimas de terremotos o derrumbes, o, si somos capaces de miniaturizarlos, en el campo de la medicina.