Luego de que una humilde miga de pan pusiese en apuros a la máquina de 6.000 millones de dólares, el CERN finalmente pudo volver a poner en marcha el Large Hadron Collider (LHC). Hace apenas unas horas, y luego de 14 meses de permanecer parado, los científicos a cargo del proyecto inyectaron con éxito un haz de protones en la máquina, que debería volver a funcionar a pleno en los primeros meses del año próximo.
El Gran Colisionador de Hadrones (LHC), apodado por una buena parte de la prensa como “la máquina de Dios”, ha vuelto a entrar en funcionamiento. Se trata de uno de los proyectos científicos más costosos de la historia, con el que la comunidad científica espera encontrar evidencias de la existencia de una partícula subatómica llamada “bosón de Higgs”. A pesar de la cantidad de dinero que se invirtió en su desarrollo, el plantel de físicos a cargo y la tonelada de dólares que costó, un fallo obligó a detener los experimentos en septiembre de 2008, pocos días después de ponerlo en marcha.
Luego de unas cuantas idas y vueltas, el viernes por la noche los ingenieros a cargo del Large Hadron Collider consiguieron hacer circular un haz de protones estable, apenas pasadas las 2100 GMT. “Es fantástico ver nuevamente un haz circulando por el LHC”, dijo el director general del CERN, Rolf Heuer. El acelerador demoró 13 años en ser construido, y posee un túnel circular de 27 kilómetros de largo, que está enterrado a unos 100 metros por debajo de la frontera franco-suiza. Luego de haber efectuado algunos “disparos” de prueba en 2008, un fallo obligó a detener su funcionamiento. Después de ser sometido a una exhaustiva revisión, hace unas semana se intentó poner en marcha nuevamente y -por extraño que parezca- una pequeña miga de pan dejada caer por un pájaro retrasó otra vez su entrada en servicio. Sin embargo, los problemas parecen haber sido superados y la maquina nuevamente ha comenzado a operar.
El LHC es operado por la Organización Europea de Investigación Nuclear (CERN por sus siglas en inglés), y pretende recrear las condiciones en que se encontraba el universo fracciones de segundo después del Big Bang. Para ello, acelera partículas dentro del túnel, que se encuentra sometido a un vacío casi perfecto, en ambas direcciones. Cuando los haces de partículas han adquirido una velocidad muy cercana a la de la luz -unos 300.000 kilómetros por segundo- se las hace chocar entre si. Estos haces están formados por "paquetes" compuestos por algunos miles de millones de protones, que son dirigidos mediante unos 1.200 imanes superconductores que se encuentran sobre el anillo principal del LHC. "Todavía tenemos mucho camino por recorrer antes de que los experimentos importantes puedan comenzar, pero estamos en el buen camino", dice Heuer.
Durante los meses que estuvo parado, los ingenieros reemplazaron 53 imanes superconductores y repararon más de 200 conexiones eléctricas. Además, se dotó a la maquina de un nuevo sistema de alerta temprana capaz de detectar anomalías en su funcionamiento, con la esperanza de prevenir incidentes como el que ocasionó el cierre del año pasado. El costo de las reparaciones fue de unos 40 millones de dólares, y se efectuaron en un tiempo algo más corto del previsto. "De hecho, algunos científicos se habían ido a casa y han tenido que ser llamados de vuelta", aseguró el portavoz del CERN, James Gilles. Si todo sale como está previsto, el año próximo los físicos del CERN estarán muy ocupados con su enorme y caro juguete.