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Caracoles que producen electricidad

Gracias a la inserción de un par de electrodos y la glucosa presente en su sangre, los caracoles son capaces de producir electricidad. El experimento ha sido realizado por los científicos de la Universidad de Clarkson, en Postdam (Nueva York) y publicado en el Journal of American Chemical Society. Parece que estos pequeños (y lentos) seres puede producir unos 7,45 microvatios de energía eléctrica durante poco menos de una hora, cantidad suficiente para alimentar algunos chips y sensores. La pregunta inevitable es, por supuesto, si tiene algún sentido dedicar tiempo y dinero a investigar estas cosas.

Conocemos docenas de formas de generar electricidad. Podemos producirla quemando combustibles fósiles o aprovechando la radiación del Sol. Es posible generarla a partir de la fuerza del viento o de las mareas. Sin embargo, la cantidad de fuentes disponibles no parecen ser suficientes para los científicos, que siguen buscando nuevas y novedosas formas de producir este tipo de energía, indispensable para el mundo moderno. De los laboratorios de la Universidad de Clarkson, en Postdam (Nueva York), ha salido una nueva raza de “caracoles cyborg”, con electrodos implantados en sus cuerpos para que puedan producir electricidad. Un artículo escrito por Evgeny Kratz  -por uno de los miembros del equipo- que ha aparecido en el Journal of American Chemical Society, explica que los caracoles en cuestión pueden producir electricidad gracias a la glucosa de su sangre. La “vida útil” de estas baterías vivas es de unas 25 semanas, y solo hace falta poner a su alcance agua y comida para que generen unos 7,45 microvatios de energía. Esta potencia se sostiene durante unos cuarenta o cincuenta minutos, luego de lo cual comienza a descender hasta alcanzar valores de solo el 20% de ese máximo.

¿Tiene algún sentido dedicar tiempo y dinero a investigar estas cosas? Es posible que si. Dejando de lado que una “fuente de energía eléctrica” capaz de entregar sólo 7,45 microvatios de potencia durante menos de una hora, a la que hay que darle de comer y que -si la comparamos con una pila o batería convencional-  es frágil y enorme, el experimento es bastante interesante. No por que estemos pensando que en el futuro meteremos 3 o 4 caracoles dentro del teléfono móvil para proporcionarle energía, sino por que es posible que esta linea de investigación siente las bases para diseñar las fuentes de alimentación de los implantes cibernéticos que -inevitablemente- todos tendremos en el futuro más o menos cercanos. Si podemos obtener electricidad a partir de la glucosa de la sangre con la que alimentar sensores o microchips, podríamos independizarnos completamente de las baterías: solo deberíamos comer y beber un poquito más de lo normal para abastecer de electricidad la electrónica que tenemos encima. ¿Vale la pena someter a los caracoles a este tipo de experimento? ¿Hay formas más productivas de gastar el dinero de los contribuyentes? Preguntas cuya respuesta seguramente postearás en los comentarios de este artículo.

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Escrito por Ariel Palazzesi

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