La serie Los Simpsons basó todo un episodio en este personaje. También se lo vio en el dibujo animado Freakazoid!, y Van Halen lo usó como tapa para su álbum Van Halen III. Por supuesto, nos referimos al hombre que podía recibir un cañonazo en el estómago. Su nombre era Frank Richards, y el acto más importante de su carrera automáticamente le dio el apodo «Cannonball» con el que se lo recuerda hoy.
La aventura de Richards comenzó al permitir que sus amigos lo golpearan en el estómago. Con el paso del tiempo y la confirmación de que esos golpes no tenían efecto alguno en su cuerpo, Richards aceptó desafíos más grandes.
Incluso los campeones del mundo de peso completo Jack Dempsey y Jess Willard, dos de los pugilistas más implacables de la época, no lograron penetrar el muro de acero que Richards tenía en su estómago. El siguiente paso fue dejar que los espectadores salten sobre él. Ese acto dio lugar a golpes directos con tablones de 2 por 4 pulgadas, martillos pesados, y la ocasional silla.
Finalmente, Richards tomó por asalto al vodevil con el acto más extremo: Un cañonazo en el estómago. Las fuentes disponibles indican que Cannonball realizó este acto por primera vez en 1932. El mundo entero ha quedado sorprendido gracias a una de las pruebas visuales más contundentes, y no hay ningún truco aquí… aunque existe un pequeño detalle técnico…
El cañón no era cargado con pólvora, sino que utilizaba un resorte (por eso no hay culatazo en el cañón). De todos modos, la bala de cañón pesaba 47 kilogramos y tenía la fuerza suficiente para matar a cualquier otra persona… pero además de resistir el impacto, Richards hacía este acto dos veces por día.
Richards era veterano de la Primera Guerra Mundial, y miembro de la Legión Americana. Durante la Segunda Guerra Mundial dio varios shows gratuitos en campos militares y otras reuniones organizadas por la Legión.
También tuvo una aparición especial en el corto Crashing the Movies del año 1950, pero el resto de sus participaciones en cine y TV sólo fueron con material de archivo. Frank Cannonball Richards falleció el 7 de febrero de 1969 a la edad de 81 años, pero su audacia y su extraordinaria fuerza siguen entre nosotros.
