Durante toda la década de los ’80 y buena parte de los ’90, «llevar la oficina a cualquier lugar» fue el objetivo de muchas compañías que batallaron en el mercado informático ofreciendo soluciones portátiles. Familias enteras de ordenadores y accesorios compatibles desfilaron sobre las estanterías, pero a principios de 1993, Canon apostó por una mayor integración con su línea NoteJet de portátiles. ¿Qué tenían de diferente? En esencia, eran híbridos entre ordenador e impresora con tecnología Bubble Jet, y al usar el hardware correcto, podían ser transformados en un fax.
Si estudiamos los primeros ejemplos de «portabilidad» entre los ordenadores personales, encontraremos a verdaderos tanques como el Compaq Portable (13 kilogramos) y el Commodore SX-64 (10.5 kilogramos). Sin embargo, en 1982/83, Epson compartió un adelanto del futuro con su HX-20, considerada «la primera laptop real». Una de las características más interesantes de la HX-20 (además de sus «mágicos» 1.6 kilogramos) era su mini impresora matricial integrada en la carcasa. Esa idea de fusionar a ordenadores con impresoras puede parecer rara al principio, pero Canon la interpretó como una nueva posibilidad de negocios, y aplicando su amplia experiencia, lanzó la línea de portátiles NoteJet en los primeros meses de 1993.
Canon NoteJet: La unión definitiva de portátiles e impresoras
El primer modelo de la serie fue el NoteJet 486 (también conocido como BN22), de 3.5 kilogramos y con un precio inicial de 2.499 dólares (4.500 dólares ajustados por inflación). La intención de Canon era seducir a los ejecutivos, que ya no tendrían la necesidad de salir de sus habitaciones para imprimir documentos o enviar un fax. Esa función requería un módulo óptico que transformaba a la impresora en escáner monocromático, y por supuesto, un fax módem (entre 399 y 899 dólares al momento de su lanzamiento, según la velocidad de conexión).
Todos los modelos NoteJet funcionaban de modo similar: La hoja en blanco se cargaba por el frente, y salía por la parte posterior. Si el papel era más grueso de lo normal, el usuario podía levantar el teclado y obtener así mejor acceso al mecanismo de entrada. Al igual que otros ordenadores de la época, el NoteJet ofrecía un saludable número de puertos, incluyendo PS/2, serial, LPT, salida VGA, y un bus de expansión. En términos generales, la impresora integrada era de chorro de tinta, pero utilizaba tecnología Bubble Jet (marca registrada de Canon), basada en un pequeño elemento térmico que vaporiza la tinta antes de la impresión.
El último modelo fue el Canon NoteJet IIIcx, configurado con un procesador Intel Pentium de 90 MHz (y opciones para chips más grandes), 16 MB de RAM, disco duro de 810 megabytes, pantalla a color de 11.8 pulgadas y audio Sound Blaster… que en 1996 tenía un precio sugerido de 7.498 dólares (casi 13 mil dólares actuales). Semejante costo sumado a los cinco kilogramos que el usuario debía mover (ordenador «y» fuente de alimentación) ciertamente limitaron la popularidad de este portátil, pero toda la serie NoteJet hizo el ruido suficiente para que en IBM se vieran obligados a responder con un ordenador similar, el ThinkPad 555BJ, en territorio japonés.