Ya hemos explorado en varias ocasiones las maravillas a las que se puede acceder con la virtualización. Además de ofrecer un entorno de pruebas excelente, la virtualización también permite otras cosas de mayor importancia como el ahorro de dinero y energía, dos parámetros vitales en un ambiente de servidores. También existe la opción de virtualizar aplicaciones, o sea, instalarlas y ejecutarlas en una "caja de arena" propia, sin afectar al sistema anfitrión. Existen muchas limitaciones asociadas a este tipo de virtualización, y aunque Cameyo no las ha sorteado a todas aún, sin dudas se encuentra en buen camino.
Por el lado comercial, ya conocemos a VMWare Workstation. En freeware y código abierto, no hay nada mejor que VirtualBox. Los usuarios de Mac tienen a Fusion (también de VMWare) y a Parallels Desktop, aunque VirtualBox también es compatible. La virtualización se ha convertido en una herramienta extremadamente útil para diferentes tipos de usuarios. Desde los que necesitan ejecutar un programa antiguo hasta aquellos que buscan administrar múltiples usuarios con un solo servidor centralizado, la cantidad de funciones disponibles a través de la virtualización es enorme, y sólo quedan por cubrir algunos pocos detalles que se están resolviendo con cada nueva versión de software. Dichos detalles suelen estar relacionados con el acceso directo al hardware, al estilo de la aceleración de vídeo o la compatibilidad con puertos USB. Por otro lado, también es posible virtualizar aplicaciones, en vez de sistemas operativos. Las ventajas principales consisten en mantener aislada a la aplicación del ordenador anfitrión, sin que este deba conservar archivos locales o cadenas de Registro asociadas, lo cual lleva a la posibilidad de convertir en portátiles a dichas aplicaciones. El ejemplo comercial más conocido es el ThinApp de VMWare, pero Cameyo ofrece una funcionalidad similar, completamente gratis.
Los pasos necesarios para virtualizar una aplicación en Cameyo son muy parecidos a los que demanda ThinApp. En primer lugar, genera una "imagen previa", para conocer el estado del sistema antes de instalar el programa que será virtualizado. Después hay que iniciar la instalación normalmente, y en caso de que el programa solicite el reinicio del ordenador, hacerlo. Como paso final, Cameyo genera otra imagen, pero esta es de "post-instalación", para determinar cuál ha sido el programa que se ha agregado al sistema, y proceder a la creación del ejecutable que contendrá a todos los archivos necesarios para que la aplicación virtual se ejecute correctamente. Los dos pasos que más demoran son, inevitablemente, los de pre y post-instalación, especialmente sobre sistemas con una gran cantidad de software instalado. Una vez que la aplicación ha sido "encapsulada" y virtualizada, es posible quitar la instalación nativa del ordenador.
En la mayoría de los casos, el proceso funciona a la perfección, pero es algo seguro que encontrarán aplicaciones con problemas para ser virtualizadas bajo Cameyo. En nuestras pruebas hemos tenido inconvenientes con Adobe Reader (un buen candidato para virtualizar, ya que pocos lo quieren en sus sistemas) mientras que algunos usuarios no han tenido suerte con aplicaciones al estilo de Microsoft Word. También es posible que aparezcan problemas en aplicaciones que requieran privilegios elevados para ejecutarse, y en aquellas que demanden alguna clase de acceso especial al hardware, como por ejemplo los juegos 3D. La compatibilidad con ciertas aplicaciones es algo que irá mejorando a medida que aparezcan nuevas versiones de Cameyo, un simple proceso de evolución que ha estado presente sin excepción en todos los virtualizadores. Habrá que seguirlo muy de cerca, porque posee un gran potencial.
