Primero fue 2014. Después le cedió el lugar a 2015. Y ahora quien llega arrojando golpes en todas direcciones es 2016. De acuerdo a las agencias NOAA y NASA, 2016 es el nuevo rey del calor. La medición no es un simple capricho, sino que toma como referencia a más de 130 años de datos acumulados. Es la quinta vez que el récord se rompe en lo que va del siglo XXI, y aunque El Niño tuvo su cuota de influencia, la actividad humana sigue siendo el factor principal.
El Ártico se derrite. Los osos polares están en peligro. Un pueblo en Alaska obligado a reubicarse. Y mucho, mucho calor. 2016 nos dio razones de sobra para festejar su partida, pero le quedaba una pequeña venganza en el bolsillo, y es convertirse en el año más caluroso desde que se realizan mediciones oficiales. Son más de 130 años de datos, procesados por varias agencias alrededor del globo. Cada una aplica métodos diferentes para realizar sus cálculos, pero lo perturbador es que todas llegaron a la misma conclusión: El récord de temperaturas se rompió por tercer año consecutivo, es la quinta vez en el siglo que vuela por los aires, y 16 de los 17 años más calurosos en el registro le pertenecen.
En el caso de la NOAA estadounidense, su porcentaje de certeza para el récord es de un 62 por ciento, pero la NASA lo coloca mucho más arriba, superando el 95 por ciento (semejante diferencia se debe a la forma en la que ambas agencias miden el impacto en el Ártico). El promedio de temperatura a través de todas las superficies (tierra y océanos) para 2016 (14.82 C) se ubicó 0.94 grados Celsius por arriba del promedio registrado para el siglo XX (13.88 C). Una parte de la responsabilidad por el récord la tiene el fenómeno de El Niño, sin embargo, los científicos indican que su influencia sobre el registro sería del 33 por ciento como máximo.
¿Qué va a pasar en 2017? Por el momento, los datos sugieren que el El Niño no se manifestará, por lo tanto, no veremos un cuarto quiebre del récord en línea. Pero lo más preocupante está directamente asociado a la situación política mundial. En los últimos meses se han tomado decisiones y elegido líderes que podrían dinamitar los compromisos asumidos en el último Acuerdo de París, regresando así a la primera casilla. Desde todo punto de vista, sería algo catastrófico.
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