Un equipo de expertas textiles japonesas ha diseñado unos calzoncillos especiales para astronautas que van a causar furor en el ámbito doméstico. Se trata, ni más ni menos, de una prenda interior que mantiene a raya los malos olores y la humedad durante una semana entera. Se ha proyectado para permitir a los viajeros de las estrellas ahorrar en peso y logística no teniendo que llevar más que unas pocas mudas. Los costes de las estancias en el espacio serán más contenidos que nunca (y los olores también).
La ciencia se pone a disposición de uno de los más nobles deseos de la raza humana. Un bello sueño, largamente esperado, se ultima en las dependencias de un grupo de diseñadores textiles venidos del imperio del Sol Naciente. Quizá el invento definitivo, el más importante de la sociedad civilizada, el cenit de la investigación científica y el culmen de varios años de investigación. Tenemos el gusto de presentar la prenda que salvará a los hombres de una muerte segura frente a la tiránica lavadora: los calzoncillos eternos. Los creadores de tan fantástica prenda garantizan que puede resistir una semana sin tener que lavarse. Está fabricada con unas fibras tan avanzados que eliminan las bacterias causantes de olores sospechosos y a la vez absorben el sudor permitiendo a los astronautas no tener que cambiarse en 7 días. Esto, además del regocijo propio al saber que no tendrá que ocuparse de los calzones durante tanto tiempo, ahorra una considerable cantidad de peso en las misiones al espacio, logrando también aumentar la capacidad de carga al no tener que transportar tantas mudas para los viajeros.
Koichi Wakata, el primer astronauta japonés que vive en la Estación Espacial Internacional, se encuentra ya probando los novedosos calzoncillos nipones y no cabe de gozo con los excelentes resultados. La práctica prenda, llamada J-ware ha sido creada por expertas en textiles en la Universidad de Mujeres de Japón en Tokio. “Wakata puede usar los calzoncillos más de una semana", asegura con la nariz tapada, Koji Yanagawa, un funcionario de la Agencia de Exploración Aeroespacial japonesa. Las ropas de Wakata, desarrolladas por la investigadora Yoshiko Taya, están diseñadas para matar las bacterias, absorver agua, aislar el cuerpo y secarse rápido. Y además de ser cómodas y con estilo, son resistentes a las llamas y también antiestáticas. O sea, que ni pegándoles fuego te libras de estos increíbles calzoncillos. Puedes meterlos tranquilamente en el microondas para desinfectar la jauría de bichos jurásicos que pueden llegar a crearse allí después de 7 días de uso continuado. Resulta llamativo que la prenda haya sido diseñada precisamente por una mujer ¿será una indirecta? ¿Nos estarán llamando vagos? ¿Nos querrán ver bien lejos en el espacio?.
El J-ware se presenta como un ahorrador nato en cuanto a los viajes espaciales. Hay que tener en cuenta que las naves no disponen de servicio de lavandería y cada gramo de carga en un cohete aumenta considerablemente el coste y los recursos. Disponer de pocas prendas que aguanten muchos días sin tener que ser sustituidas representa una reducción de coste significativa. Y a tenor de los resultados, parece que se maneja la posibilidad de crear una línea comercial de estos productos tan maravillosos. El año pasado ya mostraban maneras estas prendas cuasi-mágicas cuando el astronauta Takao Doi mantuvo secas sus prendas a pesar del intenso esfuerzo físico que tuvo que realizar en unas pruebas dentro del transbordador (no sabemos exactamente cuál fue el misterioso ejercicio que resultó tan agotador). “Los otros astronautas comenzaron a sudar, pero él no. Doi no necesitó colgar la ropa para secarla”, declaró ufano Yanagawa. El mismo Wakata, que ha pasado 3 meses a bordo de la estación aseguró encantado que “Nadie se ha quejado, por lo que creo que hasta el momento les ha ido bien”.
¿Y no será que el olor les ha desintegrado el cerebro o simplemente que padecen el síndrome del ascensor y por eso andan tan callados?