La Segunda Guerra Mundial es uno de los acontecimientos históricos más explotados en la industria de los videojuegos. Pero pocas sagas han sabido trasladar a la pantalla y transmitir al jugador las sensación de estar ahí, en el escenario, como lo hizo Call of Duty. Esta tercera parte demuestra que esa inmersión puede seguir mejorando.Luego de la sorpresiva decisión de sus programadores de dejar a los ordenadores de lado en esta entrega, Call of Duty 3 hizo su desembarco en las consolas, tanto de última generación (como Xbox 360, PlayStation 3 y Wii) como de la anterior. Quitando el marco histórico en el que hace hincapié y el trabajo puesto sobre la documentación, las tres versiones se diferencian notablemente, mucho más de lo habitual.
Treyarch, junto con Activision, tomaron la posta de la saga en esta tercera parte para volver a sumergir al jugador en las situaciones más cruentas de una guerra. Quien haya jugado alguno de sus antecesores sabrá diferenciar a Call of Duty del resto de los juegos de su estilo. Aquí la ambientación es tensionante, el ruido ensordecedor y el éxito muy difícil de cosechar. La experiencia de juego es una de las más logradas de la industria, siguiendo la misma línea de calidad de toda la serie.
Sabemos de la importancia que tuvo el Día D para el desarrollo de la guerra y su desenlace. Pero hubieron otras operaciones ejecutándose en paralelo, que permitieron el éxito de los aliados en ese día. Justamente, en Call of Duty 3 reviviremos muchas de esas operaciones, comenzando por la liberación del pueblo de Saint Lo y llegando, como objetivo final, a la liberación de Paris.
Concentrándonos en lo que más nos interesa (el juego en sí), hay que recalcar que, nuevamente, Call of Duty 3 ofrece la mejor sensación de juego bélico del mercado. No tiene comparación ni con Medal of Honor ni con Brothers in Arms, sus inmediatos competidores. Su gran atractivo es la dosis justa de realismo, que es lo suficientemente buena como para sorprendernos, pero no tan frustrante como para aburrir. Si observan los videos, se darán cuenta que la acción es constante; que si bien hay que cuidarse, también es peligroso permanecer en una posición durante mucho tiempo; que Call of Duty 3 es todo un espectáculo, en definitiva. Aunque la realidad es que no es tan distinto a los juegos previos de la saga (dejando de lado el aspecto técnico), y no cuenta con las suficientes innovaciones como para caratularlo de original. Estamos ante un Call of Duty mejorado en ciertos aspectos, pero que mantiene mucho de lo que lo convirtió en un referente del género.
El control de la Wii abre todo un nuevo espectro de posibilidades, gracias a la habilidad de poder apuntar hacia la pantalla como si tuviéramos el rifle en nuestra propia mano. Por desgracia, y a pesar de transmitir una buena sensación, no está del todo bien implementado. El movimiento en diagonal no es tan sencillo de ejecutar como en las demás plataformas, y la sensibilidad del mando no es lo precisa que debería ser. Para ser una primera experiencia hay que decir que superó la prueba, pero aún queda un amplio margen para mejorar la experiencia en los futuros juegos en primera persona de esta consola.
¿Imaginan una versión en alta definición como la de PlayStation 3 con el control –pero optimizado
– de la Wii? Habrá que esperar para eso. Por ahora, hay que conformarse con los increíbles gráficos que ostenta Call of Duty 3 en las plataformas de última generación. Tanto en Xbox 360 como en la más reciente de Sony, el despliegue visual es sublime, soberbio, magnífico. En la 360 de Microsoft, sólo puede compararse –en este sentido– con Gears of War. Un escalón más abajo esta la versión de Wii, que no es tan avanzada pero tampoco desentona. En cambio, en PlayStation 2, la calidad gráfica no es mucho mejor que la del anterior. Esto significa que, tanto en esta consola como en Xbox, Call of Duty 3 no es tan recomendable como en las otras plataformas, dada sus pocas diferencias con la segunda parte.
Del sonido no hay mucho que decir, excepto que transmite todo lo que tiene que transmitir en el campo de batalla. El ruido ensordecedor de algunas armas –especialmente las estáticas–, el grito constante de nuestros compañeros, el ligero chirrido que producen los Panzers al trasladarse son uno de los tantos alicientes que condimentan la experiencia de juego de Call of Duty 3. Si le agregamos la música en los momentos más apropiados, redondeamos una excelente labor en el audio.
Todas estas sensaciones las viviremos a lo largo de una campaña para un solo jugador de duración moderada, que para los expertos no será muy desafiante. Una vez finalizado, pueden volver a intentarlo en un modo más difícil o acudir al completísimo apartado multijugador. Aquí podemos competir en pantalla dividida, cable de enlace o, en el caso de las consolas de Microsoft, a través del sistema Xbox Live. Si bien las modalidades no son para nada novedosas (capturar la bandera, combate a muerte en solitario o por equipos, lucha de cuarteles, etc.) no deja de ser una opción muy divertida. Una máximo de 24 jugadores pueden batallar simultáneamente en las plataformas más poderosas.
En definitiva, Call of Duty 3 merece ser disfrutado, especialmente en las consolas de nueva generación. Más allá de las ventajas que poseen unas sobre otras, en ningún caso estamos ante un juego malo. Por eso, si quieren vivir –otra vez– la Segunda Guerra Mundial, existen pocas alternativas mejores que ésta.
Promedios:
* 90%(Xbox 360 – PlayStation 3)
* 85% (Nintendo Wii)
* 77% (Xbox – PlayStation 2)