Como si las discusiones éticas actuales sobre clonación y manipulación genética no fueran suficientes, aquí va una piedra más al estanque. Científicos rusos han confirmado que están criando cabras modificadas genéticamente de manera tal que puedan producir una leche idéntica a la que las madres humanas dan a sus hijos durante la lactancia.
Según la declaración de los científicos, el objetivo principal es proveer una alternativa viable para las madres que no pueden darle el pecho a sus hijos, de forma que puedan beneficiarse de todas las propiedades que posee la leche materna. No se ha revelado la manera en que las madres podrían obtener esta leche, pero es más que lógico suponer que se tratará de alguna clase de producto comercial. Existen en el mundo diferentes centros de donación de leche materna, pero son muy reducidos. Como referencia, se calcula que haya apenas una docena en los Estados Unidos.
En un aspecto más científico, las mentes detrás de este proyecto han dicho que su trabajo podrá ser usado como base para comprender las propiedades de la lactoferrina, una proteína que se encuenta de forma natural en la leche materna. La lactoferrina también es conocida por poseer propiedades antimicrobianas, y según los científicos se podrían desarrollar medicamentos especiales a partir de ella. Obtener grandes cantidades de lactoferrina a través de la leche de cabra modificada aceleraría en teoría el proceso de estudio.
Aproximadamente noventa cabras están siendo criadas, las cuales estarían en condiciones de proveer a los científicos con esta leche modificada. Ante las obvias implicaciones éticas que puede tener este proyecto, los científicos involucrados rechazaron cualquier clase de problema que pueda traer una proteína obtenida a través de una modificación genética. También han remarcado lo difícil y costoso que es obtener proteínas directamente de humanos, y lo “imposible” de generarlas a un nivel industrial. La leche de cabra modificada sería lo más cercano a eso.
No es la primera vez que vemos a un animal con genes humanos, pero más allá de los potenciales beneficios, la eterna pregunta de si “deberíamos jugar a ser Dios” sigue presente en cada uno de estos casos, sean animales, clonaciones o alimentos. La raza humana ha adquirido un poder impresionante en los últimos años, en todos los aspectos de la ciencia. Lo único que podemos pedir es que seamos lo suficientemente responsables para no cometer ninguna locura.