La arquitectura brutalista tuvo su momento de gloria desde la década del ’50 en la que nació, hasta mediados de los ’70. Construcciones sobrias, espartanas y sin excesos se transformaron en las preferidas de muchas agencias gubernamentales e instituciones educativas, pero en algún punto de los años ’80, el mundo le declaró la guerra al brutalismo (con el Reino Unido a la cabeza), decidido a demoler sus creaciones…
Algunos de los edificios que verán a continuación ya desaparecieron. Otros siguen allí, ya sea abandonados, en pleno funcionamiento, o protegidos con un estatus especial. Los críticos han llamado al brutalismo frío, totalitario, decadente, inhumano y monstruoso. En lo personal… lamento estar en desacuerdo con ellos. Si bien es verdad que ciertas instalaciones han envejecido peor que otras, la contundencia y la eficiencia del brutalismo merecen ser preservadas. Quien desee ir más allá de esta humilde galería, puede comenzar por aquí.
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