Uno busca lo que encuentra. Tarde o temprano lo hace. Uno busca por curiosidad, por necesidad, por obligación. Uno busca porque se busca y busca a los demás. Porque busca para encontrar, pero también busca por el placer de buscar. Pero uno nunca debe olvidar que el otro también busca, que también lo hace pensando en aquello que desea encontrar o simplemente por el goce de la tarea de buscar. Pero cuando uno busca y el otro encuentra, pueden suceder muchas cosas: uno puede sentirse satisfecho, estafado o rickrolleado.
“¿Qué es la cultura?” Le tipié a un compañero de facultad mientras hacíamos un trabajo práctico conectados al MSN (mantengan el secreto, por favor, los profesores piensan que nos juntamos realmente en un lugar físico, no en el maravilloso mundo online que a todos lados nos transporta). “Es el conjunto de todas las formas, los modelos o los patrones, explícitos o implícitos, a través de los cuales una sociedad regula el comportamiento de las personas que la conforman”, me dijo instantáneamente. “¡Lo estás leyendo Wikipedia, idiota!”, le dije. “Tú también”, y con eso no me quedó otra que ponerme en Ocupado de la vergüenza. Sin embargo, pese a mi ausencia virtual, mi amigo me mandó un emoticono que casi me hace colapsar el sistema operativo y luego un link de YouTube, seguido de la leyenda “Este video nos puede dar la respuesta”.
Y allí fue cuando caí.
Cuando Rick Astley grabó el tema “Never Gonna Give You Up”, single de su primer álbum solista “Whenever You Need Somebody” de 1987 que ocupó el primer puesto de las más importantes listas musicales internacionales, estoy seguro que jamás imaginó que ese videoclip cargado de vestuarios, movimientos y peinados ochentosos seguiría teniendo tanta fuerza luego de más de 20 años. Detrás de un simple enlace, se encuentra uno de los memes más importantes del mundo digital. ¿Y qué es un “meme”? Bueno, es algo así como “la unidad teórica de información cultural transmisible de un individuo a otro” (Wikipedia lo sabe todo). Simplemente uno debe dejarse llevar por su inocencia y pinchar el link que, si bien nos promete algo maravilloso y de verdadero interés para nosotros, nos llevará al video de Rick Astley. Y eso, eso significa ser rickrolleado.
Averigüé que esta broma nació como una variante de la conocida DuckRoll (chiste que presentaba un enlace que contenía la imagen de un pato sobre ruedas) durante un día del mes de mayo del año 2007, en el que la página inglesa de publicación de imágenes 4chan.org subió un link que, supuestamente, prometía mostrarnos el esperado tráiler del videojuego Grand Theft Auto IV. Pero no, allí estaba Rick. También me enteré que el videoclip ocupó cientos de sitios de Internet, incluido YouTube, durante “Día de los Inocentes” de 2008 en los Estados Unidos, día en el que SurveyUSA, estima que se rickrolleó a más de 18 millones de personas. De igual modo, nada se compara con la aparición del mismísimo Rick Astley en el desfile de aquel año del “Día de Acción de Gracias” organizado por los almacenes Macy’s, en el que decenas de millones de televidentes norteamericanos cayeron en la trampa más popular de la Red.
Me puse a pensar, entonces, que aunque YouTube haya intentado inútilmente en febrero quitar esta reliquia de su colección de videos, ciertos valores, costumbres y creencias de una comunidad son asimiladas por otra mediante complicadas formas de difusión cultural. La cultura puede adquirir diferentes estilos de transmisión y, por lo tanto, un fenómeno de Internet puede ser un mecanismo muy efectivo de transculturación. Catalogada por muchos como la “Peor canción popular de todos los tiempos”, hasta manifestaciones contra la Iglesia de la Cienciología utilizan “Never Gonna Give You Up” como himno de batalla o canción de protesta.
Interrupciones de encuentros deportivos, campañas de Facebook para posicionarlo como el tema musical número uno en Navidad y hasta un video viral visto por millones de personas en el que el presidente de los Estados Unidos, Barack Obama, interpretaba la canción de Astley, le han dado a esta canción una presencia en Internet que pocos productos culturales (incluso con mucha más inversión de producción) logran conseguir. Sólo es cuestión de estar en el momento justo en el lugar indicado (y ese lugar muchas veces suele ser Internet).
“¡Eso es la cultura!”, le dije a mi compañero. “¿Qué cosa? ¿No ves que no estamos juntos? ¿Que estamos chateando por msn?”. “¡Ese video es cultura!”, le contesté. Cierto, no fue testigo de toda esta reflexión y búsqueda de información que contiene esta breve historia extraordinaria sobre RickRoll. Deberá hacerse la costumbre de seguir navegando por NeoTeo para leer sobre aquellos extraños fenómenos con los que convivimos diariamente pero que pocas veces nos detenemos a observar. ¿Le envío este link? No, ya sé: mejor le adjunto este pato sobre ruedas.