Tras lo que fueron diez semanas de pura batalla legal, el caso de Bradley Manning ha cerrado uno de sus capítulos más críticos. El ahora ex-soldado fue sentenciado a una pena de 35 años de prisión, y la baja deshonrosa del servicio, después de haber filtrado cerca de 750 mil documentos al portal WikiLeaks. Bajo las condiciones adecuadas, Manning estaría habilitado para acceder a un proceso de libertad condicional en siete u ocho años.
El mundo de la vigilancia, la privacidad y el espionaje gira en estos momentos alrededor de tres hombres. El primero es Edward Snowden, quien sigue provocando reacciones completamente absurdas por parte de las autoridades, incluyendo la destrucción de propiedad del periódico The Guardian, y la detención durante nueve horas de David Miranda, ciudadano brasileño y pareja del periodista Glenn Greenwald, quien trabaja para dicho periódico. El segundo es Julian Assange, líder de WikiLeaks, y actual candidato a senador por el “Partido WikiLeaks” en la elección federal que se llevará a cabo el próximo 7 de septiembre en Australia. El tercer hombre es Bradley Manning. Si bien WikiLeaks tenía cierta relevancia mediática, todo cambió cuando Manning filtró alrededor de 750 mil documentos, de los cuales 250 mil fueron cables diplomáticos clasificados provenientes de embajadas estadounidenses. Uno de los ejemplos más crudos del contenido que filtró Manning fue el vídeo de un ataque aéreo en Bagdad el 12 de julio de 2007, en el que helicópteros Apache estadounidenses asesinaron a varios civiles, incluyendo a dos corresponsales de guerra enviados por la agencia Reuters.
El juicio contra Bradley Manning comenzó el pasado 3 de junio. El cargo más serio que enfrentó fue el de asistir al enemigo, que bajo el Código de Justicia Militar se castiga con la pena de muerte. Manning se declaró culpable de diez cargos, y en julio de 2013, se confirmó que la cantidad de cargos en su condena asciende a veinte, aunque fue previamente absuelto en el cargo de asistir al enemigo. Aún habiendo evitado la pena de muerte, los fiscales buscaban una sentencia mínima de 60 años de prisión (el máximo era de 90), mientras que la defensa argumentó que Manning no debía pasar más de 25 años en la cárcel. La jueza Denise R. Lind, coronel del Ejército de los Estados Unidos, sólo necesitó de dos minutos para establecer la sentencia de Manning en 35 años, de los cuales se deben descontar los tres años y medio que ya pasó en prisión, y 112 días adicionales debido al maltrato que sufrió durante su detención inicial. La sentencia también incluye la baja deshonrosa del servicio. El caso Manning automáticamente será sometido a un proceso de apelación, en el que tanto el veredicto como la sentencia serán revisados, y de ser necesario, podría llegar hasta la Corte Suprema. David Coombs, el abogado defensor de Manning, dijo que su cliente estará habilitado para acceder a libertad condicional en siete u ocho años, pero agregó que solicitará un perdón presidencial.
El juicio contra Manning definitivamente instala un precedente, en especial para Edward Snowden, Julian Assange, y otras personas que decidan revelar información clasificada, en caso de que lleguen a caer en manos de las autoridades estadounidenses. Aunque existen ciertas diferencias técnicas (lo de Manning fue una corte marcial), la esencia probablemente se mantenga intacta: Una verdadera carnicería legal, y sentencias de varias décadas.