Con más de seis años en el mercado, el Raspberry Pi ha logrado conquistar a una gran parte del espacio DIY, pero eso no quiere decir que sea perfecto. Una de las críticas más recurrentes entre sus usuarios es la presencia de algunos blobs críticos para su correcto funcionamiento. La comunidad sigue trabajando en la liberación del Raspberry Pi, sin embargo, existe una alternativa más avanzada, que es fabricar un mini ordenador open source desde cero. Eso nos deja a las puertas del Blueberry Pi, plataforma basada en el SoC Allwinner V3s que simplifica el diseño integrando CPU y RAM en un mismo chip.
Una de las ventajas que tiene el Raspberry Pi es su relativa estabilidad a nivel precio. El modelo B estándar del Raspberry Pi 3 sigue flotando cerca de los 35 euros, mientras que la variante B+ requiere cinco euros adicionales. Algo parecido sucede con el amplio número de módulos para Raspberry Pi, cuyo costo no se disparó a pesar de la demanda. Lamentablemente, este es un detalle que no se refleja en todas las regiones, pero eso da lugar a una serie de alternativas a Raspberry Pi muy atractivas por mérito propio. Ahora, imagina por un momento que quieres llevar el concepto de DIY al máximo. ¿Es posible fabricar un mini ordenador similar al Raspberry Pi? El proyecto Blueberry Pi va en esa dirección.
La palabra clave aquí es «similar». En vez de utilizar hardware Broadcom, el Blueberry Pi adopta a un SoC Allwinner V3s, un SoC ARM Cortex-A7 con 1.2 GHz de frecuencia, muy popular en cámaras de acción, cámaras IP y otros dispositivos de grabación digital. El chip cuenta con 64 MB de RAM DDR2 integrados, una cantidad baja en comparación con otros mini ordenadores, pero más que suficiente para ejecutar un entorno Linux a medida. Además, la RAM integrada en el SoC hace que el diseño general del Blueberry Pi sea más sencillo, con apenas dos capas en el PCB. Las imágenes revelan un conector Ethernet, salida de audio, cinco botones, un puerto mini USB, un conector de energía tipo tambor, y un puerto LVDS que será muy útil para conectar un panel LCD (no olvides visitar nuestra selección de pantallas para Raspberry Pi si buscas una), ya que el Blueberry Pi no posee una salida de vídeo tradicional.
Lógicamente, seguir la ruta del Blueberry Pi implica hacerse con un chip Allwinner y los componentes secundarios, algo que tal vez esté fuera del alcance del entusiasta ocasional, pero con todos los detalles publicados en GitHub es cuestión de tiempo para que alguien ordene una serie de SoCs a un fabricante chino y los ofrezca ya ensamblados. Después está el interrogante del software. La amplia variedad de sistemas operativos para Raspberry Pi le dan a ese mini ordenador otra ventaja contundente, pero imagino que los puristas del open source no tendrán problemas en batallar con los límites naturales del Blueberry Pi si eso les garantiza un entorno libre y sin código desconocido.
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