Personalmente, no lo considero una sorpresa. A menos que el usuario pague por algún servicio de VPN que sea amigable con transferencias P2P, la dirección IP que utiliza en ese momento puede estar siendo registrada por un elemento externo. Sin embargo, una investigación llevada a cabo por la Universidad de Birmingham ha revelado que la mayoría de los torrents más populares bajo trackers públicos están sometidos a un monitoreo tanto directo como indirecto, que puede tomar nota de la dirección IP del usuario en menos de tres horas.
No importa si el contenido es perfectamente legal, utilizar una red de intercambio de archivos implica algún riesgo… aunque lo mismo se podría decir de la navegación en general. Nuestro proveedor nos asigna un número IP, y ese número IP puede ser registrado por cualquier portal y/o servicio en la Web. En muchos casos, esos números de IP son dinámicos, por lo que pueden saltar de usuario en usuario en pocas horas, sin embargo, tampoco es una garantía de privacidad. Existen diferentes métodos para enmascarar el número de IP, incluyendo proxies y conexiones VPN, pero a la hora de las descargas por BitTorrent, eso involucra a algunos billetes adicionales. En otras palabras, quien desea descargar por BitTorrent, instala un cliente y busca lo que desea, a pesar de que su IP sea registrado.
Y definitivamente lo es, de acuerdo al estudio que científicos de la Universidad de Birmingham presentaron en la conferencia SecureComm en Italia. El estudio, condensado en un documento PDF de 18 páginas, explica que entre julio de 2009 y mayo de 2011 se registró un amplio monitoreo de descargas a través de los trackers públicos más importantes. En esencia, el equipo recurrió a una forma de “honeypot”, un servidor falso que se hizo pasar como parte de un enjambre BitTorrent, a través del cual detectaron diferentes monitores (camuflados como “peers” aparentemente reales, pero que nunca avanzaban su descarga luego de un cierto porcentaje) que pertenecen a organizaciones defensoras de derechos de autor, compañías de seguridad, e incluso laboratorios de investigación gubernamentales. En el PDF también se destaca que el monitoreo se ha enfocado sobre en los cien torrents más populares, incluyendo música y películas recientemente presentadas en el cine. En cuatro de cada diez casos, los sistemas de monitoreo directo hacían contacto con los peers dentro de las tres horas de haber ingresado al enjambre.
Ahora, la gran pregunta es para qué desean obtener esas direcciones IP. Estos sistemas de vigilancia no recogen a ninguno de los archivos involucrados, y el valor de una dirección IP como “evidencia” para llevar a alguien a una corte ha demostrado ser extremadamente bajo. Algunos países emiten “advertencias” a aquellos usuarios que descargan cierto contenido comprometedor, aunque esas advertencias funcionan principalmente como táctica de disuasión. En otras palabras, no parece haber material suficiente como para que esto se convierta en una ola de “demandas por pesca” como las que surgieron con The Hurt Locker, pero eso no cambia la realidad de fondo: Las descargas BitTorrent están siendo vigiladas.