¿Estás cansado de trabajar tanto? La ciencia viene en nuestra ayuda. Aplicando algo tan sencillo como el Principio de Pareto podrás holgazanear de lo lindo, sin que esto haga mella visible en el rendimiento de tus actividades. Eso sí, al menos tendrás que tomarte el trabajo de leer este artículo.
Wilfredo Pareto fue un sociólogo, filósofo y economista italiano. Nació en 1848, y fue a principio del siglo XX que, analizando la distribución de la riqueza en Italia, enunció la génesis de su famoso principio: el 20% de los habitantes poseía el 80% de las propiedades. Una clara injusticia social.
Puesto a analizar en detalle, Pareto pudo ver que este tipo de distribución 80/20 se daba en muchísimos casos: la realidad contradecía gran parte de las teorías económicas del Estado de Bienestar. Claro que estos son valores estimativos de alta variabilidad, pero dan una idea del posible efecto que puede tener la aplicación de la regla.
Tiempo después fue Joseph Juran, un consultor Rumano quien, al analizar la obra de Pareto, vio el potencial de su Principio y lo amplió a otras áreas, como el control de calidad. Siempre con la misma ecuación. Con el tiempo, el concepto se generalizó a y actualmente se lo conoce como el Principio de Pareto o la “regla del 80/20“.
Aquí arriba vemos un ejemplo de un diagrama de Pareto, en donde se superponen dos elementos: un gráfico de barras, en donde estas fueron reorganizadas para graficarse de menor a mayor en función de qué porcentaje del total es afectado por cada elemento, y la curva acumulada de porcentuales, que toma una forma pseudo-logarítimica. Podemos ver cómo, a medida que avanzamos en el porcentaje de esfuerzo (eje X), el incremento del resultado es cada vez menor (eje Y). De hecho, para la mitad del gráfico ya se alcanzó el 80%.
Pareto lo llamaba también (hablando de los datos) como “pocos vitales y muchos triviales“. Claro que hay algunas áreas en donde la aplicación de esta regla no sería muy segura. Por ejemplo, no querríamos que los técnicos que revisan las turbinas de los aviones se tomen una cerveza mientras las verifican. Aquí cada mínimo detalle importa.
Una pregunta inevitable es: ¿cómo sabemos que estamos enfocándonos en ese 20% de actividades que nos maximizarán resultados? En el blog “Spiritize” se detallan algunos puntos clave:
- Estamos concentrándonos en una actividad en donde usamos nuestra creatividad.
- Delegamos las tareas que no nos gustan o en las que no somos buenos.
- Lo que hacemos nos hace sentir bien, porque es lo que queremos hacer y nos lleva al objetivo.
- Hacemos cosas que nos gustaría “dejar para mañana”, pero sabemos que son esenciales.
A su vez, nos dan algunos ejemplos de categorías:
- El 20% de las personas que conocemos suelen darnos el 80% del total de afecto y satisfacción.
- En los negocios, el 20% de los clientes suelen generar el 80% de los ingresos.
He aquí algunos ejemplos prácticos de la aplicación de la regla (tomados de masticao.com):
Algunos casos parecen muy ejemplificadores, aunque hay otros (incluyendo la foto de apertura de esta nota) que tienen un costado negativo. ¿Puedes identificar cuál es?
En fin, hasta aquí las reflexiones… Ahora que lo pienso, podría agregar más información a la nota, seguir revisando lo que escribí, mejorar la redacción e incorporar detalles, pero ya llegué al límite de mi 20% del esfuerzo, así que… ¡Hasta el próximo To bit!