El arquitecto Vincent Callebaut ha propuesto construir una torre ecológica en Taichung, la tercera mayor ciudad de Taiwan. Famoso por haber diseñado el llamado “arrecife de casas prefabricadas”, Callebaut ha dibujado los planos de una torre de unos 380 metros de altura, en la que prima el ahorro de energía y la reducción de la huella de carbono. La electricidad que alimentará este rascacielos, denominado Bionic-Arch, se generará mediante tres turbinas eólicas situadas en el vertical, independizándolo de la red de distribución eléctrica de la ciudad. El edificio podría ser construido como parte de las reformas previstas en la ciudad con motivo de celebrarse el centésimo cumpleaños de Taiwan R.O.C.
Hace tiempo que los edificios más altos e interesantes del mundo han dejado de construirse en Estados Unidos. Ciudades relativamente modernas, como Dubai, han tomado la posta y construyen gigantescas estructuras de las que no solo sobresale su altura sino también las formas y su diseño “ecológicamente correcto”. Hace poco vimos un proyecto que proponía la construcción de un rascasuelos en México, una suerte de torre subterránea, y supusimos que durante algún tiempo los estudios de arquitectura que suelen presentar este tipo de concepto intentarían deslumbrarnos con algo parecido.
Pero ese no ha sido el caso, y los rascacielos han recuperado su protagonismo gracias a Bionic-Arch, la propuesta presentada por el arquitecto Vincent Callebaut. Se trata de una torre ecológica que -si el gobierno decide hacerlo- podría ser construida en Taichung, la tercera mayor ciudad de Taiwan, como parte de las obras destinadas a celebrar el centésimo aniversario del nacimiento de Taiwan R.O.C. La torre, diseñada por el mismo arquitecto que hace algún tiempo presentó el denominado “arrecife de casas prefabricadas”, está en sintonía con las políticas gubernamentales sobre ahorro energético y reducción de huella de carbono que se impulsan en ese país.
Hoy por hoy Bionic-Arch no es otra cosa que un enorme montón de bits atrapados dentro del ordenador de Callebaut, pero su gran atractivo la convierten en un firme candidato a convertirse en algo real. Los planos muestran que en los 380 metros de altura de esta torre habrá espacio para un museo dedicado a la ciudad, salas de conferencias, oficinas, laboratorios, restaurantes con una vista de ensueño y una zona especialmente concebida para una estación medio ambiental. Los cuatro brazos curvos que componen la torre se unen en la parte superior, dejando en el centro espacio suficiente para instalar tres enormes turbinas eólicas capaces de generar toda la electricidad que la estructura necesita para funcionar.
El aspecto ecológico del edificio se resaltará mediante la instalación de numerosos jardines colgantes, verdaderos vergeles que proporcionarán ese “toque verde” que permite a nuestro cerebro asociar la naturaleza a una construcción artificial. No hay dudas que se trata de una atractiva, ecológica e interesante propuesta, y esperamos verla construida algún día.