La empresa británica Greenergy, que provee el 20% del combustible que se utiliza en las carreteras inglesas, acaba de anunciar sus planes de producir biodiesel a partir de restos de comida. El proyecto de Greenergy, empresa que actualmente convierte más de 20 millones de litros de aceite de cocina usado en combustible cada mes, contempla el aprovechamiento de la grasa presente en los restos sólidos de comida, sobre todo los provenientes de la llamada “comida chatarra”, que puede tener niveles de grasa superiores al 30 por ciento.
Desde que se comenzó a pensar en la posibilidad de convertir vegetales o grasas animales en combustibles se ha discutido sobre la posibilidad de que este tipo de práctica termine por influir negativamente en la producción de alimentos. Para los críticos más radicales, cada litro de biocombustible es una porción de alimentos que alguien podría haber consumido para mantenerse con vida. Lejos de esta polémica, y casi en el otro extremo de la ecuación, la empresa británica Greenergy acaba de anunciar que va a producir combustibles a partir de las grasas presentes en los restos sólidos de comida. A priori, la idea parece sensata. Cada año se arrojan a la basura cientos de toneladas de comida, mucha de la cual proviene de las grandes cadenas que sirven las denominadas “comidas chatarra”, entre cuyos restos se incluye un buen porcentaje de alimentos fritos o con contenidos de grasas superiores -en algunos casos- al 30 por ciento. Si bien se puede argumentar que es una locura tirar semejante cantidad de comida cuando millones de personas luchan cada día para conseguir la suya, lo cierto es que no existe una forma práctica de aprovechar estos restos para el consumo humano.
Lo que se proponen en Greenergy, una empresa que actualmente provee el 20% del combustible que se utiliza en las carreteras inglesas y procesa unos 20 millones de litros de aceite de cocina cada mes para convertirlos en biodiesel, es procesar esos restos sólidos y transformarlos en algo que el motor de tu coche pueda quemar para llevarte de un lado a otro. El blanco más obvio de Greenergy son los restos de papas fritas, hamburguesas, salchichas, pasteles y dulces, pero también resultan adecuados algunos menos evidentes, como el aceite de la fritura de pescado que contiene altas cantidades de migas de pan. La planta de elaboración de biodiesel que ha proyectado Greenergy requiere de una inversión de alrededor de 60 millones de euros, y según los voceros de la empresa, ayudará a reducir el impacto ambiental que representan estos restos a la vez que crea una nueva fuente alternativa de combustible. La “refinería” será construida en sociedad con Brocklesby Ltd, una empresa que es especialista en el reciclaje de aceites comestibles. Los restos que produzca ésta planta también serán aprovechados, ya que una vez que se ha aplicado el proceso de extracción de combustible queda un residuo seco que puede utilizarse como abono, para generar combustible de biomasa sólida o incluso más combustible para coches en forma de bioetanol. El agua residual se podrá utilizar como fertilizante en cultivos de biomasa.
Greenergy también planea utilizar todos los alimentos cuya fecha de vencimiento ha sido alcanzada y no pueden ser consumidos por las personas. Quizás este tipo de desperdicio sea el que más fácilmente puedan procesar, ya que clasificar correctamente la basura domiciliaria o de los restaurantes para que solo contenga los restos útiles puede resultar -en la práctica- bastante complicado. El presidente ejecutivo de Greenergy, Andrew Owens, ha dicho que en su empresa “siempre hemos tratado de encontrar maneras de reducir el impacto medioambiental de nuestros combustibles y a medida que el precio del petróleo sigue aumentando, se hace obvia la importancia de desarrollar fuentes alternativas. Estamos muy contentos de formar parte de la vanguardia de la búsqueda de nuevas materias primas para la producción de biodiesel.” Respecto del nuevo proyecto, Owens es consiente de que “las cantidades de biodiésel que actualmente estamos produciendo a partir de residuos de alimentos sólidos son pequeñas, pero esperamos poder incrementarlas para que se conviertan en una parte importante de nuestra producción de biodiesel.”