Los Limnoria quadripunctata, unos pequeños crustáceos marinos que se alimentan de madera, podrían ser la fuente de biocombustibles del futuro. Según el estudio de un grupo de científicos británicos publicado en las ultimas horas, estos seres -que a menudo se consideran una plaga por la forma en que atacan barcos y muelles- producen unas enzimas que no existen en ningún otro animal, y que tienen el poder de convertir los residuos de madera en combustibles líquidos.
Durante siglos, el Limnoria quadripunctata, un pequeño crustáceo que tiene una longitud de entre uno y cuatro milímetros, ha sido considerado una verdadera plaga por los marineros. El motivo para tanto rencor por parte de los hombres de mar se encuentra en sus hábitos alimenticios, ya que el Limnoria es el equivalente marino de las termitas, y sus colonias hacen estragos en los cascos de los barcos y los muelles. Sin embargo, su mala fama podría comenzar a cambiar gracias al trabajo de un grupo de científicos de la Universidad de York y Portsmouth, en Reino Unido, quienes le han encontrado una interesante cualidad a este animal. En efecto, estudiando su sistema digestivo, Simon McQueen-Mason -el científico a cargo del estudio- y sus colegas han encontrado que esta termita posee enzimas capaces de convertir la madera en biocombustible líquido.
Básicamente, son sustancias que atacan la madera para transformarla en azúcares que aportan la energía que necesitan estos crustáceos para vivir. Enzimas similares se habían hallado antes en algunos hongos que también degradan la madera, así como en los microbios del estómago de las termitas. Pero a diferencia de sus parientes terrestres, estos animales no parecen necesitar la ayuda de microbios intestinales para realizar la digestión. De hecho, en el tubo digestivo de la termita marina no habita ni un solo microbio. Los resultados obtenidos por el equipo de McQueen-Mason han sido publicados en el ultimo número de la revista Proceedings of the National Academy of Sciences (PNAS).
A menudo se confunden a los biocombustibles con “energía limpia”. Pero, en realidad, la única diferencia que existe entre un biocombustible fabricado a partir -por ejemplo- de los residuos de la caña de azúcar con el petróleo radica en que mientras que el primero constituye un recurso renovable (siempre podremos plantar mas vegetales para usar de materia prima) el petróleo tarde o temprano se acabará. Desde el punto de vista de la contaminación ambiental, no difieren demasiado unos de otros. Entonces ¿por qué es importante este descubrimiento? Por una sencilla razón: utilizando los Limnoria quadripunctata no sería necesario destinar tierras capaces de producir alimentos para cultivar vegetales destinados a convertirse en combustibles. Ahora los investigadores de York y Portsmouth están estudiando las enzimas para establecer exactamente cómo funcionan y si podrían ser adaptadas a un proceso industrial que permita fabricar biocombustibles a gran escala. Si tienen éxito, el Limnoria quadripunctata, tan temido por su capacidad de devorar la madera de las quillas de los barcos, podría convertirse en un valioso aliado de los hombres de mar, ya que el combustible generado a partir de sus encimas podría utilizarse para impulsar buques y barcos pesqueros.