Existe la creencia de que cualquier robot que intente imitar a un ser humano, ya sea en lo físico o en su capacidad de hablar, responder y pensar, está destinado al fracaso debido a las actuales limitaciones que presenta la tecnología. Sin embargo, eso no impide que ingenieros alrededor del mundo lo sigan intentando. Bina48 tiene la particularidad de ser un robot privado, construido por comisión, pero más allá de sus tropiezos a la hora de responder preguntas directas, tal vez estemos viendo a uno de los ancestros de la inteligencia artificial del futuro.
A la hora de tratar con robots, algo que parecemos destinados a hacer inevitablemente en el futuro, uno de los interrogantes más grandes es cómo será nuestra interacción directa con ellos. Y no me refiero a tareas complejas o proyectos avanzados, sino a una forma básica de comunicación. En estos días, los robots se encuentran muy limitados en ese aspecto. Pueden ser entrenados para reconocer la voz de una persona específica, y pueden ser cargados con un amplio vocabulario, pero a la hora de darle sentido a una frase o seguir el hilo de una conversación, simplemente no están a la altura de un ser humano. Para muchos, la clave está en alcanzar el nivel de desarrollo suficiente sobre una inteligencia artificial capaz de interactuar completamente con el ser humano. Hasta ahora los resultados han sido pobres, pero haciendo honor a la frase, hay que gatear antes de caminar, y eso es lo que parece hacer Bina48.
Bina48 fue solicitada por encargo de Martine Rothblatt, abogada, empresaria y conocida tanto por sus contribuciones a las comunicaciones por satélite y la inteligencia artificial como por su operación de cambio de sexo, ya que nació siendo Martin Rothblatt en 1954. Martine está casada con Bina Aspen, quien sirvió como modelo y matriz de información principal para Bina48. La reportera Amy Harmon del New York Times se acercó hasta el lugar en donde Bina48 fue "instalada", y mantuvo una entrevista, si es que se la puede llamar así, de aproximadamente una hora de duración. Bina fue capaz de responder preguntas muy específicas, como por ejemplo cuál era el clima en determinada ciudad, pero las situaciones en las que "parecía confundida" fueron más de las que se podría haber esperado. Aún así, en cierto momento fue capaz de mirar a los ojos a la reportera y reconocerla, ya que previamente se había cargado información sobre ella en su base de datos. Más allá de las limitaciones de Bina, el punto más débil sigue siendo sin dudas el reconocimiento de voz, que causó muchos problemas durante la entrevista.
Bina48 es capaz de aprender y ampliar su capacidad de interacción, pero si observan con detalle todo el vídeo, notarán que los pasos son pequeños. Como era de esperarse, Bina48 puede consultar información directamente de Internet, lo que plantea dudas sobre si se trata de un sistema de inteligencia artificial o un software optimizado para detectar e interpretar patrones de búsqueda, formulando respuestas a partir de ellos. No caben dudas de que estamos muy lejos de la inteligencia artificial que hemos visto en trabajos de ciencia ficción, como de la escala del teniente Data en Star Trek: TNG, o de algo que remotamente pueda superar el Test de Turing, pero de la misma forma en que los aviones usaban tela en sus primeros diseños y la electrónica recurría a válvulas, tal vez estemos viendo los primeros pasos de la inteligencia artificial del futuro en Bina48.