Bill Gates y su fundación han apoyado financieramente a múltiples proyectos. Sus esfuerzos para combatir la malaria son bien conocidos, pero también lo hemos visto explorando conceptos como inodoros eficientes y condones futuristas. En esta oportunidad, el filántropo ha decidido invertir en el Janicki Omniprocessor, un sistema que transforma material cloacal en electricidad y agua segura para el consumo humano.
Aunque parezca mentira, muchas cosas comienzan en el baño… pero otras terminan allí. Una de ellas es el desperdicio, nuestro desperdicio, y en el nombre de la salud mental creo que no es necesario brindar detalles específicos al respecto. El punto es que en el mundo “desarrollado”, como les gusta decir a políticos y economistas, resolver compromisos biológicos es cuestión de pocos minutos y una cantidad significativa de agua, mientras que algunos países “en desarrollo” carecen de infraestructura básica para procesar el desperdicio, provocando la contaminación tanto de fuentes de agua como de alimentos. Bill Gates nos dice que las enfermedades causadas por problemas sanitarios están matando a 700 mil niños por año. Pero el objetivo de fondo no es solamente procesar desperdicio, sino hacer algo útil con él.
El vídeo que acabas de ver muestra la visita de Bill Gates al cuartel general de Janicki Bioenergy, una compañía que está desarrollando al Omniprocessor, un sistema de tratamiento que produce energía eléctrica y agua segura a partir del llamado “lodo cloacal”. En primer lugar, el lodo es transportado hasta una cámara que se encarga de “hervirlo”, separando vapor de agua y elementos sólidos. Una vez seco, el desperdicio es arrojado a un horno de alta temperatura (más de mil grados, por lo que no hay olor), que a su vez genera vapor de alta presión. El vapor es enviado a un motor conectado a un generador, produciendo así la electricidad que el Omniprocessor necesita, y descargando el exceso en la red general. El vapor de agua obtenido en la primera separación es sometido a un proceso de purificación, creando agua lista para el consumo.
Este prototipo del Janicki Omniprocessor se encuentra en Seattle, pero la próxima “prueba piloto” se llevará a cabo en Senegal. En teoría, la próxima generación del Omniprocessor tendrá capacidad para procesar el desperdicio de cien mil personas, produciendo hasta 250 kilovatios y 86 mil litros de agua segura por día. El Omniprocessor también abre una puerta a los negocios, ya que un inversionista recibiría dinero por “aceptar” el desperdicio, por generar electricidad, y por la distribución de agua. Los responsables del proyecto tienen mucho trabajo por delante, pero lo seguiremos de cerca.