Desde Singapur nos llega un diseño realmente sorprendente, que eleva la simple bicicleta a la categoría de élite tecnológica. Se trata de un invento que permitirá extraer energía tanto de la luz del sol como del viento. Todo ello de la mano de una bici muy especial que luego podrá verter la electricidad que le sobre a la red principal. Los chinos deben estar frotándose las ruedas.
Nos quejamos muchas veces de que hay demasiados chinos. Que su elevado número exige ingentes cantidades de petróleo, que si todos los habitantes de aquel país decidieran usar papel higiénico acabaría con los bosques y que son tantos que van a contaminar la Tierra con sus desechos. Sin embargo, unos diseñadores de Singapur han inventado una bicicleta que proporcionará energía eléctrica mediante paneles solares y hélices para el viento. No es que Singapur tenga nada que ver con China, pero si este invento llegara a salir al mercado y se popularizara en la zona sería una pequeña gran revolución en aquel país. Recordemos que allí el número de bicicletas se cuenta por millones, siendo el vehículo más utilizado por la ciudadanía china. Además, existen más países donde se le tiene especial cariño a este medio de transporte, como Holanda o Londres.
Ben Lai y Cedrid NG, naturales de Singapur y los creadores de esta idea, comentaron que “el hecho de ver cómo cada vez más gente se sube a la bici para moverse por la ciudad, nos hizo pensar en que ahora era un buen momento para diseñar un vehículo que, además de ser sostenible, pudiera integrarse en la infraestructura urbana“. Estos diseñadores han plasmado su proyecto proponiendo unas líneas maestras tanto del armazón de la bicicleta como del sistema de suministro general que pretenden alcanzar. Su idea consiste en fabricar un vehículo sencillo, barato y rentable que genere electricidad a partir de la luz del sol y del viento. Esto a su vez se complementa con todo un sistema de red general donde poder inyectar toda esa electricidad que genera la bicicleta. Así planteado, parece un buen proyecto, sobre todo en la parte de verter la energía sobrante a la red.
¿Cómo son las bicicletas? "La bici tiene un panel solar acoplado al cuadro y cuenta con dos ruedas de rotor de disco sin maza (‘hubless wheel’) en las que van colocados dos generadores eólicos", detallan los diseñadores Ben Lai y Cedrid Ng, "además el vehículo lleva una batería donde acumula la energía que después inyectará a la red eléctrica a través de un dispositivo de acople que hay cerca de los pedales y que sirve para conectarse a las estaciones de energía". No se trata de una bicicleta eléctrica (aunque sí necesita una pequeña cantidad de energía para el funcionamiento de pequeños dispositivos, como son el identificador de seguridad por radiofrecuencia y el GPS adosado al manillar), sino más bien de pequeñas centrales eléctricas que funcionan tanto en movimiento como, sobre todo, cuando están paradas. Esta bicicleta, por ahora, sólo un boceto en papel, es la parte central de este sistema que hemos descrito y que le llaman EHITS o Energy Harvesting Intermode Transport System, que podría traducirse como sistema de aprovechamiento de la energía producida por los medios de transporte
¿Cómo son las estaciones? Las estaciones están diseñadas por módulos que permiten el aparcamiento de varias bicicletas, y además cada estación cuenta con paneles solares de modo que cuando se acoplan las bicicletas , "se une una nueva fuente de generación de energía y la producción se duplica”. La energía volcada a estas estaciones puede vertirse luego a la red general o puede utilizarse para una aplicación concreta. “Todo el sistema está pensado para que cada portal de energía esté conectado a la red eléctrica general, aunque también existe la posibilidad de acoplar cada estación a una aplicación concreta, como por ejemplo, una farola, un panel electrónico, un anuncio electrónico de una parada de autobús o incluso puede servir como punto de recarga para un medio de transporte eléctrico" argumentan Ben y Cedrid, ambos jóvenes diseñadores que no pasan de los 30 años.
No es que las bicicletas generen mucha energía, pero la unión hace la fuerza y si imaginamos millones de estos pequeños vehículos generando electricidad mediante el viento y el sol, no sería descabellado pensar que podrían ayudar en mucho a recuperar energéticamente las ciudades. No emiten gases contaminantes ni perjudican el medio ambiente. Además son pequeñas y fáciles de manejar. Estas bicicletas tan futuristas podrían representar una manera humilde pero eficaz de ayudar a construir una sociedad sostenible. Al menos ésa es la idea de sus diseñadores que piensan que en muchas ciudades donde se emplean estos vehículos de dos ruedas podrían prestar atención a sus diseños.