Robots hay muchos. Los hay bípedos, con ruedas, que se arrastran, que pueden nadar o incluso algunos que pueden mostrar expresiones faciales. Pero prácticamente todos ellos deben ser programados para que puedan hacer lo que hacen. Sin embargo unos pocos, como Baxter, son capaces de aprender nuevos comportamientos a partir de la guía de su dueño, sin necesidad de escribir una sola linea de código. Baxter cuesta unos 20 mil euros, y muchos creen que en el futuro muchos robots aprenderán como lo hace él.
En las últimas dos décadas hemos visto como los robots dejaron de ser herramientas destinadas la linea de montaje de una planta fabril o protagonistas de una novela de ciencia ficción para convertirse en sofisticados instrumentos de aprendizaje o esparcimiento. El avance de la microelectrónica y la baja de precio de los servomecanismos, sumado al avance producido en la capacidad de cálculo y memoria de los microcontroladores ha permitido que incluso los aficionados a la robótica puedan diseñar y construir sus propios modelos. Sin embargo en casi todos los casos, sin importar de que se trate de modelos comerciales o construidos en casa, se hace necesario escribir programas que indiquen al robot en cuestión como llevar adelante determinada tarea. Si queremos que nuestro recién construido robot bípedo dé un paso, tenemos que escribir un programa que active sus servomecanismos y responda a los estímulos recibidos de sus sensores para que pueda hacerlo bien Esta tarea, por supuesto, no está al alcance de todos los potenciales usuarios de estos interesantes dispositivos.
Baxter, un nuevo robot diseñado y construido por Rethink Robotics, se basa en un concepto que si bien no es completamente novedoso, ha sido implementado lo suficientemente bien como para que funcione a la perfección y, quizás, marque una tendencia en el mercado de la robótica. En lugar de recurrir a la programación tradicional para aprender nuevos trucos, basta con que su dueño manipule sus extremidades mostrándole que es lo que debe hacer. Supongamos que queremos que el robot tome un objeto que está a su derecha y lo traslade 40 centímetros hacia la izquierda. En lugar de escribir un programa en un complejo lenguaje de programación, que le indique cuando y como mover cada uno de sus motores, basta con ponerlo en “modo programación”, mover su brazo derecho hasta el objeto, abrirle la “mano”, colocarla sobre el objeto, cerrarla, mover el brazo 40 centímetros a la izquierda, abrir nuevamente la mano para que suelte el objeto, y guardar todos esos movimientos en un archivo. De esta manera, Baxter ha “aprendido” esa secuencia de movimientos sin necesidad de escribir una sola linea de código.
Como decíamos, esta forma de instruir a un robot no es nueva. Sin embargo, es la primera vez que vemos uno, destinado al mercado (es decir, fuera de un laboratorio) con un precio menor a los 20 mil euros y que funcione tan bien. Baxter complementa sus habilidades de aprendizaje con un “rostro” basado en una pantalla LCD dotadas de unos ojos muy expresivos, que ayuda bastante a la hora de comprender que es lo que el aparato nos está intentando comunicar o que es lo que está “viendo” con sus cámaras. Está pensado para ayudar en lineas de montaje pequeñas, manipular piezas livianas o ayudar en tareas de empaque/desempaque, pero si el sistema funciona tan bien como parece, seguramente aparecerán modelos similares a Baxter pero más económicos y destinados al hogar. ¿Te apuntarías con uno?