Existe en el mundo una clase de humanos diferentes: los hobbystas. Gente que inventa cosas simplemente por el placer que les da hacerlo, y que a menudo nos sorprende con sus ideas. Hoy veremos como pueden convertirse unas baterías ordinarias en unas revolucionarias baterías recargables con energía solar. Al terminar, te preguntarás: ¿cómo no se me ocurrió a mí?
Muchos utilizamos baterías recargables en lugar de pilas comunes por una cuestión de ahorro. En efecto, a pesar de que el costo inicial puede ser un poco (o bastante) más alto, las baterías tienen la ventaja de poder recargarse cientos de veces, lo que en definitiva las hace muchísimo más económicas que las pilas tradicionales. El uso de baterías también reduce el impacto que tiene sobre la naturaleza escuchar MP3 o ver vídeos en el tren, ya que descartaremos un par de baterías cada 12 o 18 meses en lugar de dos pilas cada dos o tres días.
Baterías recargables con celdas solares (DIY)
Pero las baterías siguen teniendo una pega: deben ser recargadas. Esto implica el uso de una fuente de energía eléctrica, cuyo origen posiblemente haya sido una central que quema algún combustible fósil para funcionar. Y, de pronto, ya no nos parece una alternativa tan ecológica. Sin embargo, uno de los integrantes de esta clase especial de humanos que pasan sus días pensando que pueden inventar, Knut Karlsen, ha encontrado una muy elegante solución. En lugar de utilizar un cargador común, recarga sus baterías con celdas solares. Sí, seguramente has visto decenas de cargadores solares en el mercado. Pero Knut ha ido un paso más allá, incluyendo las celdas solares en el mismo cuerpo de las baterías, lo que hace innecesario el uso de cargadores.
Según explica Karlsen, la inspiración apareció cuando supo que una empresa estaba desarrollando células solares flexibles. Esta característica las hacía aptas para su uso en la superficie de un montón de objetos que no eran planos, baterías cilíndricas incluidas. Ni corto ni perezoso, solicitó unas muestras gratis al fabricante, y se puso manos a la obra. El resultado es el que ves en las fotografías: baterías convencionales recubiertas por una delgada célula solar. Tan fina que no interfieren con su uso normal, ya que siguen entrando en sus gadgets sin problemas.
Ahora, cuando las baterías de Knut se descargan, simplemente las saca de su cachivache y las deja unas horas al sol. Los pesados e incómodos cargadores forman parte de su pasado. Le basta con llevar un par de sus ejemplares recargables con energía solar de repuesto, como para seguir alimentando sus cosas mientras recarga las que se han agotado. ¿Cómo no se me ocurrió a mí?